El senador Stéphane Le Rudulier envió el viernes una carta a Emmanuel Macron en la que pedía al jefe de Estado que reactivara una ordenanza de 1944 que fue abolida por una ley de amnistía de 1951. “Pido a su gobierno que apoye la reactivación del crimen de violencia nacional Indignidad nacida en agosto de 1944, por orden del general De Gaulle, contra ciudadanos, cargos electos y partidos políticos que defienden el terrorismo», escribe el parlamentario, recordando que esta orden pretendía condenar a los franceses «por haber colaborado bajo la ocupación». Considera que esta disposición debe aplicarse hoy al “apoyo directo e indirecto al terrorismo islamista”. “Esto implica el retorno de la pena de degradación nacional impuesta a las personas declaradas culpables de indignidad nacional, privando a los condenados de sus derechos cívicos, civiles y políticos”, especifica Stéphane Le Rudulier, refiriéndose a la retirada del derecho de voto, la inelegibilidad, la prohibición de empleo en determinados tipos de negocios y posesión de armas.

En esta carta, el responsable electo felicita a Emmanuel Macron por haber estado «en la cita de la historia» brindando apoyo incondicional a Israel, pero también considera que el «terrible ataque con cuchillo» que afectó al instituto Gambetta en Arras «por desgracia forma parte del calendario del llamamiento a una ofensiva yihadista global llevado a cabo por Hamas». “Su llamado a la unidad y al apaciguamiento hecho anoche fue legítimo y responsable. Desgraciadamente, no fue suficiente para impedir el regreso de la yihad islámica en suelo francés”, subraya el senador de derecha, que también considera que este ataque “se alimenta de la ignominia de los partidos, de los cargos electos y de los parlamentarios del Nuevo Partido Anticapitalista y de La France. Insumisos que se negaron a calificar de terroristas los ataques de Hamás.

Si Stéphane Le Rudulier recuerda la solicitud de disolución del NPA y del LFI que envió esta semana a Elisabeth Borne, cree que el presidente debe ir «más allá» temporalmente. Y añade: “Como durante la Segunda Guerra Mundial, los ciudadanos, los partidos y los cargos electos franceses son hoy la quinta columna de una ideología islamista que quiere destruir la República, nuestro modo de vida y nuestros valores”.