Deconstruir la deconstrucción. Es la ambición (no menor) que el Rally Nacional se fijó, este viernes, en la casa de América Latina en el distrito 7 de París. Organizado por la Fundación Identidad y Democracia, el simposio dedicado al «wokismo» acoge a varios ponentes para descifrar este fenómeno contra el que pretende luchar el partido a la llama. “La pregunta es si se trata de una ideología con un objetivo político, sectarismo o una moda pasajera”, especifica Mathilde Androuët, eurodiputada RN y presidenta de la Fundación ID. En la sala, los iniciadores de este coloquio: Philippe Olivier y Patricia Chagnon, parlamentarios europeos, acompañados de algunos cargos electos nacionales y decenas de activistas y simpatizantes.
Es ante un lleno total, por tanto, que Jordan Bardella, presidente del partido, abre la secuencia. Criticando un “nuevo rousseauismo” (“el de Sandrine, no el de Jean-Jacques”), llama a “preservar el espacio público de este puritanismo”. “Después de la obsolescencia de Dios, aquí viene la de los Hombres y Occidente. Este movimiento, que quiere borrar los valores que portamos, nos lleva a una regresión general y civilizatoria”, declara, invocando la necesidad de “liderar esta lucha por la República”.
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Sucede a Olivier Vial, presidente de la UNI, y fundador del Observatoire du wokisme (presente en particular en el último coloquio del partido de Éric Zemmour el 5 de abril), que rastrea la historia del movimiento castigado, y señala los diferentes lugares » donde el wokismo puede anidar». A Olivier Vial le preocupa la sensibilidad de los jóvenes a las tesis «wokist», verdaderos «fermentos de desmovilización de los jóvenes que los llevarán a hacer permacultura en ZAD mientras los países se preparan para cuestiones geopolíticas más considerables».
Le sigue el discurso de François Bousquet, redactor jefe de la revista neoderechista Elements (que sustituyó a corto plazo a su colega señalado por un artículo en Liberation por su proximidad a las redes antisemitas), que analiza la “naturaleza del wokismo” resumida por la metáfora de “Caliméro”. “Los wokistas lo ven todo en negro y se creen víctimas de la persecución, y nos toca a nosotros, portadores del privilegio blanco y europeo, pagar la cuenta”, dijo. Y para concluir: “El objetivo del velatorio es abolir lo que consideran nuestros privilegios, como la noche del 4 de agosto de 1789”.
En público coincide Roger Chudeau, diputado de RN que anunció la semana pasada la creación de una asociación transpartidista destinada a luchar contra el fenómeno (de la que por el momento sólo forman parte directivos de RN y Reconquista). Él mismo también pretende retomar el tema a nivel nacional, y ultimará los últimos detalles la próxima semana, durante una reunión de lanzamiento de la asociación. Ya sabemos que Joëlle Mélin, diputada y médica de profesión, trabajará en el tema de las transiciones de género. Los frontistas también esperan atraer a académicos que no sean de su serrallo político, en particular a los que participaron en el coloquio sobre el mismo tema organizado por Jean-Michel Blanquer. La idea, también, es no dejar el monopolio de la ideología “contra-despertada” a la Reconquista, mientras el partido de Éric Zemmour se ha posicionado al respecto. “Nosotros también somos capaces de pensar en temas conservadores”, concluye un ejecutivo frontista.