Tradición inmutable, la conmemoración de la liberación de Bormes-les-Mimosas dio inicio, jueves por la noche, el regreso presidencial. El Jefe de Estado celebró durante su discurso no lejos de Fort Brégançon, una «lección de coraje que nos obliga y debe inspirarnos». Esto en un momento en que la guerra en Ucrania continúa poniendo bajo tensión a los occidentales.

Un recordatorio histórico, que encuentra resonancia en las noticias, pronunciado entre los habitantes de la pequeña ciudad de Var que alberga el Fuerte Brégançon, donde Emmanuel Macron ha residido en las últimas semanas. Tiempo durante el cual fue más bien discreto, gracias a un verano más tranquilo que los anteriores. Aparte del reciente golpe de Estado en Níger que le obligó a realizar contactos internacionales, el jefe de Estado no ha estado expuesto a las polémicas que en ocasiones afectan a su salida. Solo unas pocas tomas del presidente en una moto de agua o acompañado de la primera dama en un barco se filtraron por el tabloide alemán Bild. Apenas lo suficiente para contradecir la historia que cuenta el Elíseo de un verano “estudioso” antes de un otoño en el que el presidente espera recuperar el control. Y dar la espalda al inicio de un segundo mandato de cinco años mal manejado.

De vuelta en París la próxima semana, se reunirá con su gobierno el miércoles para un Consejo de Ministros. Luego se dedicará a fomentar la “gran iniciativa política ” prometida antes de las vacaciones. Para Emmanuel Macron, se trata de salir de la expectativa que genera la ausencia de una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. El jefe de Estado cree poder ofrecer a las «fuerzas políticas del arco republicano» una «serie de encuentros para definir proyectos sobre los que caminar juntos». Incluido el expediente migratorio, en la agenda del ejecutivo para las próximas semanas, pero que lleva varios meses luchando por lograr un consenso. Incluso dentro de la mayoría, el tema se divide. Se trata de otros grandes proyectos, como el de la transición ecológica, retrasado por la postergación que siguió a la adopción de la reforma de las pensiones la primavera pasada. Por el momento no se ha comunicado ningún calendario para las primeras reuniones con los partidos políticos en cuestión.

Este enésimo intento de estabilizar el mandato de cinco años se produce cuando el Primer Ministro, confirmado sin entusiasmo en el cargo en julio, no logró ampliar la mayoría. «El Renacimiento debe tomar propuestas pero que no provienen de él», advirtió el jueves por la mañana en Franceinfo Valérie Rabault, presidenta del grupo PS en el Palais Bourbon. «El consenso no pueden ser las propuestas» del partido presidencial, insistió. Sin embargo, el compromiso corre el riesgo de hacerse añicos rápidamente en la etapa esencial del presupuesto de 2024, cuyo examen marcará la caída. El ejecutivo sabe que no puede convencer a sus opositores para que voten por él. Una salva de 49,3 parece entonces inevitable para que se adopte sin el voto de los diputados. Será entonces necesario evitar las mociones de censura inherentes a la activación de esta arma legislativa. La principal incógnita radica en la actitud de la derecha, mientras algunos parlamentarios de LR amenazan con unir su voz a la de otras oposiciones para derrocar al gobierno.

Junto a sus propias iniciativas, Emmanuel Macron será testigo de la creciente emancipación de quienes lo rodean. Su ministro del Interior, Gérald Darmanin, reunirá sus tropas por primera vez el 27 de agosto en Tourcoing, tras haber explicado su interés en las elecciones presidenciales de 2027. El exjefe de Estado, Nicolas Sarkozy, también viene a doblarlo en su último libro, Le Temps des combats (Fayard). Por su parte, el exprimer ministro, Édouard Philippe, publicará a principios de septiembre un libro sobre educación, tras haber descartado la idea de buscar un marruecos ministerial. Tantas marcas de afirmación que Emmanuel Macron tendrá que integrar en su ecuación política.