“Hay que ver este evento como un comienzo”, dijo François Hommeril, presidente de la CFE-CGC, al frente de la procesión parisina. A partir del martes comenzará a escribirse una nueva página entre el Ejecutivo y la intersindical. Hasta el 1 de mayo, la consigna era clara: “No estamos hablando de nada más que de pensiones”, repetían varios sindicalistas. Estos últimos querían impedir a toda costa que el gobierno trasladara el descontento social a otros temas antes del Día del Trabajo, que se erigió como la máxima demostración de fuerza.

Con base en sus primeros comentarios desde el campo, los números uno en el cuadro principal confiaban en el nivel de movilización. «Va a ser un día histórico, aseguró Frédéric Souillot, de FO, especialmente para un fin de semana de tres días».

Sin embargo, aunque tenga éxito, ha llegado el momento de que los interlocutores sociales pongan fin a esta estrategia. El famoso “período de decoro” exigido por los sindicalistas ya ha vencido, y en vista de los muchos temas candentes en los que el ejecutivo quiere avanzar con los interlocutores sociales, la estrategia del silencio rápidamente habría sido insostenible. Sobre todo porque “estamos en una posición de fuerza”, sostiene, lúcido, el presidente de la CFE-CGC.

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Por lo tanto, la CFDT y la CFTC en particular han anunciado que reanudarán el lenguaje con el gobierno. Estos últimos no deberían esperar mucho antes de enviar invitaciones para una nueva reunión en Matignon. Saldrán “en los próximos días”, confirmó esta mañana, en BFM, el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt.

Pero cuidado, el diálogo no es capitulación, advierten a coro los integrantes de la intersindical. “Ya no hay ninguna justificación para esta reforma”, asegura Sophie Binet. “La última fue financiera, pero Fitch acaba de sancionar al Gobierno”, añade el número uno de la CGT, en referencia a la degradación del rating soberano francés. “Puedes hacerme la pregunta dentro de diez años, te volveré a decir que esta reforma es mala”, abunda Laurent Berger, para la CFDT.

Discusiones o no, los opositores han marcado pues varias casillas en su agenda, a partir del 3 de mayo, fecha en la que el Consejo Constitucional debe dar su respuesta sobre la segunda propuesta de referéndum de iniciativa compartida (RIP). Pero también el 8 de junio, cuando el grupo parlamentario Liot presente su proyecto de ley para elevar la edad de jubilación a los 62 años.

Algunos no descartan relanzar llamados a la movilización, incluso entre los más reformistas. “No creo que el 1 de mayo sea el último día de acción, apuesta Cyril Chabanier, de la CFTC. Personalmente, soy partidario de organizar una cita alrededor del 8 de junio. Las huelgas también podrían continuar con la bendición de la intersindical. “Seguimos apoyando todas las acciones que se decidan localmente”, añade el secretario general. Una opinión compartida por Laurent Berger: “Volveremos a discutir, pero la lucha por las pensiones no ha terminado. Esta reforma es un escocés que se pegará a los faldones del gobierno.

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Además, el regreso a la mesa de negociación no es un cheque en blanco que se le da al gobierno. Los sindicatos han advertido que están a la espera de garantías en cuanto a margen de maniobra y método de consulta. Por lo tanto, debe realizarse rápidamente una nueva reunión de la intersindical para detallar el lugar que ocupará en este nuevo capítulo.