Tras el atentado de Arras (Paso de Calais), el ejecutivo quiere reforzar su posición en materia de inmigración. A pocas semanas de los debates en el Senado, previstos para el 6 de noviembre, el Ministro del Interior, Gérald Darmanin, pretende demostrar que su proyecto de ley – en el que trabaja desde hace más de un año – sería un remedio eficaz para la Amenaza islamista. Claramente esta no es la opinión de los franceses, ya que nuestra última encuesta Odoxa-Backbone Le Figaro revela que el 69% de ellos no cree en este texto. Las dudas se extienden incluso en el campo presidencial, donde casi la mitad de sus partidarios (45%) cuestionan la capacidad del PJL para erradicar el problema terrorista. Cada vez son menos los que lo consideran útil (41%).

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Sobre todo porque el gobierno ya está seriamente debilitado en el tema de la migración. Más de las tres cuartas partes del país (78%) tienen una mala opinión de la política del ejecutivo en este ámbito, lo que supone un aumento de 8 puntos en un año. Sin embargo, los franceses ven con buenos ojos dos de las nuevas medidas propuestas recientemente por Gérald Darmanin. Tres cuartas partes de los encuestados (75%) aprueban así la autorización de expulsar a un extranjero condenado, incluso si llegó a Francia antes de los 13 años, para que la trayectoria del atacante de Arras no pueda reproducirse en el futuro.

Casi la misma cantidad de franceses (73%) están a favor de retirar el permiso de residencia a un extranjero por adherirse a una ideología yihadista, incluidos los votantes de La France insoumise (60%). Por otro lado, sólo la mitad de los encuestados (50%) considera “eficaz” la ampliación de 3 a 18 meses de la duración del internamiento en centros de detención administrativa para expedientes S y delincuentes que deben ser deportados.

A pesar de estos buenos puntos otorgados por la opinión pública, Gérald Darmanin no logra tranquilizar: dos tercios de los encuestados (67%) no “confían” en él para luchar contra el terrorismo. Un fracaso para el ministro del Interior, de derecha, que ha dado una serie de movimientos fuertes en este tema desde su entrada en el gobierno. Delante de él, su colega de Educación Nacional, Gabriel Attal (ex-PS), apenas obtiene mejores resultados con un 34%. En cuanto a la cúpula del ejecutivo, ni Emmanuel Macron (26%) ni la primera ministra Élisabeth Borne (25%) aparecen como figuras protectoras para afrontar el peligro islamista. Por último, el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, lo hace aún peor, ya que sólo cuenta con el favor del 21% de los franceses.

Ningún partido logra erigirse como baluarte contra el islamismo. Sólo la derecha y los nacionalistas parecen estar tímidamente bien: los franceses tienen un 36% de confianza en la Agrupación Nacional (RN) y un 29% en los republicanos. Desde hace varios meses, los dos partidos alzan la voz para exigir un referéndum sobre la inmigración.