Un apoyo que no veíamos venir, un invitado inesperado de la «sociedad civil», una nueva propuesta en el discurso… Es un hecho, las «sorpresas», siempre anunciadas por los partidos políticos antes de las reuniones, suelen ser decepcionantes. Pero hay que reconocer que este sábado por la tarde, en el Elíseo Montmartre, los ecologistas pusieron el listón muy alto. “¡Deja volar tu trasero!”, gritan en el escenario tres bailarinas, especializadas en “botín terapia”. La magia hace el resto: todo el personal del partido, desde Yannick Jadot hasta Sandrine Rousseau, camina como un pato para darse cuenta de “la posición de la gallina”. Un poco confuso, un poco lunar. En la sala, algunas cejas se levantan. “Me cuesta saber lo que pienso al respecto. ¿En pleno conflicto palestino-israelí?”, se pregunta un ejecutivo.
Es hora de recuperarse, Marie Toussaint llega al escenario. En su escritorio, delante de una bandera francesa y europea, el jefe de lista advierte que la campaña de 2024 será más difícil que la de 2019. En su momento, Yannick Jadot fue la sorpresa de las elecciones al ascender al tercer puesto ( 13,48%). «Aprovechamos un contexto político y social favorable a la ecología política», recuerda, refiriéndose en particular a las «marchas por el clima» que se celebraron en las semanas previas a la votación. “Hicimos campaña con el viento a favor. Esta vez haremos campaña con el viento en la cara”, anuncia Marie Toussaint, considerando que los adversarios de la ecología política se han multiplicado en los últimos años.
“Debemos buscar cada voto como si fuera el último día de nuestra lucha y empezar de nuevo cada mañana como si fuera la primera mañana del mundo”, exige Marie Toussaint. Para convencer, el cabeza de lista no quiere hacer el papel de “matón que muestra sus músculos”, sino, por el contrario, liderar una campaña que aboga por la “dulzura”. “Repito aquí que la gentileza es política, porque se niega a dejar que la fuerza haga la ley”, proclama.
El cabeza de lista no duda en hacer un guiño a los votantes de derecha. “No se dejen arrastrar por la cruzada anticlimática de la derecha y la extrema derecha”, les pide. “Me criticarán por hablar con la derecha. No soy ingenuo. Pero creo en el poder de la ecología: llegará un día en que habremos conquistado las mentes de los últimos mohicanos del liberalismo”, asegura.
La ecologista advierte también de que no debemos contar con ella para participar “en la guerra de la izquierda”. “Pero eso no nos impide hablar con franqueza”, subraya, antes de criticar a Raphaël Glucksmann, el muy probable futuro jefe de la lista socialista. “Raphaël, si me escuchas, ¿puedes pedirle a Carole Delga que deje de apoyar la A 69? No es compatible con la ecología, no es compatible con la lucha contra el cambio climático, no es compatible con las pulsaciones de la vida”. En la izquierda, la campaña electoral europea está en marcha.