Después de un difícil traslado de Minnesota a San Francisco en la primera parte, Riley Andersen (voz de Kensington Tallman) disfruta ahora de una felicidad perfecta. La niña de 13 años juega al hockey con sus mejores amigas, es la mejor de su clase y se lleva bien con sus padres.
Entonces, un día, el botón Pubertad comienza a parpadear en la consola en la que trabajan Joy (Amy Poehler), Sadness (Phyllis Smith), Anger (Lewis Black), Fear (Tony Hale) y Disgust (Liza Lapira). Luego llega un equipo de construcción para actualizar el dispositivo, acompañado de cuatro nuevas emociones: Ansiedad (Maya Hawke), Envidia (Ayo Edebiri), Aburrimiento (Adèle Exarchopoulos) y Vergüenza (Paul Walter Hauser).
Inside Out 2 aborda el funcionamiento del cerebro con la misma inteligencia que la primera película estrenada en 2015. Una vez más, los conceptos complejos y abstractos se popularizan brillantemente con humor y creatividad. La ingenuidad del primero (pensamos en el conmovedor amigo imaginario Bing Bong) da paso a una emoción más cruda.
Mientras Riley, de 11 años, abandonó gradualmente la infancia como reacción a perturbaciones externas, Riley, de 13 años, intenta definir quién es construyendo su sistema de valores que forma su identidad. Éste toma la forma de un pequeño árbol cuyas raíces se nutren de recuerdos significativos. Anxiety, con el firme apoyo de Envie y el muy indiferente Ennui, creen que la personalidad en desarrollo de Riley no es la adecuada para su ingreso a la escuela secundaria. Intentarán modificarlo mientras el adolescente participa en un campamento de hockey que podría tener un impacto en el resto de su vida (La ansiedad es dramática).
A través de su largo recorrido por las diferentes áreas del cerebro, Inside Out logró hacernos sentir el peso de la Tristeza y su utilidad. La secuela hace lo mismo con Anxiety. Muchas veces es insoportable, pero imprescindible para afrontar la vida. En una escena que gustará a todos los insomnes, ella recurre a la imaginación para recopilar una serie de posibles escenarios de catástrofe. Decenas de personas pequeñas y redondas hacen bocetos en su mesa de dibujo. Joy y los demás sabotean el proceso enviando probabilidades positivas y Riley finalmente se queda dormido.
Esta batalla entre emociones está en el corazón del primer largometraje de Kelsey Mann, coescrito por Dave Holstein y Meg LeFauve. Riley está patas arriba por estos nuevos conflictos en su cabeza y también alegre. Sus padres, esta vez menos presentes, son testigos reconfortantes, pero bastante impotentes, como en la vida real.
Visitamos nuevos lugares del cerebro, como “la parte posterior de la cabeza” o “la bóveda”, donde lo que queremos conservar se almacena detrás de una puerta cerrada. Aquí es donde conocemos a un personaje de dibujos animados similar a Dora y su riñonera Pouchy, que Riley todavía ama en secreto. ¡Ellos son hilarantes! Pero, como en la película original, este viaje a las profundidades de la mente tiene algunas duraciones.
Inside Out 2 tiene la misma genialidad y los mismos pequeños defectos que su predecesor. Si el aspecto novedoso no se puede replicar, las magníficas animaciones son aún más impresionantes. Los primeros fans, sobre todo los jóvenes, que ahora tienen nueve años más, deberían volver a quedar encantados.