(Nueva York) El fabricante de aviones Boeing debe responder a más tardar el jueves al Departamento de Justicia, que advirtió a mediados de mayo de un riesgo de persecución penal por incumplimiento de un acuerdo alcanzado tras dos accidentes que dejaron 346 muertos.
La agencia Bloomberg informó el miércoles por la noche que Boeing había enviado su respuesta durante el día, negando cualquier violación.
En el proceso, el fabricante se negó a hacer comentarios sobre sus comunicaciones con el Departamento de Justicia (DOJ), especificando “seguir dialogando con total transparencia” con él.
El acuerdo firmado en 2021 prevé, entre otras cosas, que Boeing refuerce su programa de cumplimiento, pero el fabricante de aviones viene aumentando los problemas de producción y control de calidad desde principios de 2023.
Un tema que sin duda será abordado durante una audiencia el jueves por la mañana en el Senado estadounidense por el jefe del regulador de la aviación civil (FAA).
De hecho, Mike Whitaker, en el cargo desde octubre de 2023, deberá ser escuchado -coincidencia de momento- por la Comisión de Comercio y Transportes en relación con la supervisión del sector aeronáutico y, en particular, de Boeing.
El fabricante de aviones está rodeado por todos lados desde el incidente en vuelo ocurrido el 5 de enero en un 737 MAX 9 de Alaska Airlines, en el que se soltó un soporte de tapa, una tapa que bloqueaba una salida de emergencia redundante.
Un caso de más, que desencadenó auditorías e investigaciones por parte de reguladores, comités de justicia y parlamentarios. Este trabajo identificó problemas de incumplimiento en la producción y deficiencias en el control de calidad.
Acusada de fraude en el proceso de certificación del 737 MAX, su avión insignia, Boeing acordó pagar 2.500 millones de dólares.
Además, el grupo se comprometió a fortalecer su programa de cumplimiento, reuniéndose periódicamente con los responsables de combatir el fraude y presentando informes anuales sobre su progreso.
El acuerdo preveía que esta vigilancia expiraría después de tres años. O el 7 de enero de 2024.
El Departamento de Justicia tuvo entonces seis meses para posicionarse y luego decidir si iniciaba o no el procedimiento.
Las familias de las víctimas de los dos accidentes –por un problema de diseño– los reclaman a gritos desde el principio, y más aún tras la serie de contratiempos del fabricante.
Recibidos el 31 de mayo en el Departamento de Justicia de Washington, expresaron sus «grandes temores» de que optara por un acuerdo de declaración de culpabilidad con Boeing, según un comunicado de sus abogados.
“Estamos esperando del departamento… un plan para procesar la conspiración y otros cargos relacionados. Durante esta reunión, las familias encargaron al Departamento de Justicia cumplir con su misión de brindar justicia al público en general”, continuaron.
«Una simple transacción amistosa sin sanción no cumpliría esta misión», advirtieron, exigiendo la apertura de un juicio dentro de los 70 días legales siguientes al 7 de julio.
El Departamento de Justicia, que no respondió a las solicitudes de la AFP, se comprometió en mayo a comunicar su decisión al tribunal de Texas a más tardar en esa fecha.
Contactada por la AFP, Boeing se limitó a hacer referencia a sus declaraciones del 14 de mayo: «Creemos que hemos respetado las condiciones de este acuerdo».
Nombrado director ejecutivo a principios de 2020 para restaurar la situación después de los accidentes, Calhoun se vio arrastrado por la crisis actual y debe dejar su cargo a finales de año.
La presentación de los resultados del segundo trimestre, prevista para finales de julio, no debería ser pan comido.
Su director financiero, Brian West, advirtió a finales de mayo que el grupo ya no preveía generar caja en 2024.
Otra reunión difícil: la Agencia Estadounidense de Seguridad en el Transporte (NTSB) ha programado para los días 6 y 7 de agosto una llamada audiencia de investigación sobre el vuelo 1282 de Alaska Airlines. Según su informe preliminar, faltaban varios tornillos de fijación del portatapas.