Después de haber desarrollado una herramienta que permite reutilizar ladrillos viejos, la empresa Maçonnerie Gratton busca otras vías de innovación.
Esta vez, es a través de una nueva colaboración, en este caso con Bisson Expert, que los profesionales de la construcción quieren hacer que las paredes se muevan.
La idea es proponer el acoplamiento, aguas arriba, de la evaluación y ejecución de las obras de cimentación y mampostería.
De hecho, es habitual que una intervención en los cimientos provoque daños en la mampostería, si las paredes no han sido estabilizadas previamente.
Agrupados bajo la marca Fondabrique, los dos empresarios estiman que se podrían obtener ahorros del 10% al 20%, así como de tiempo del 25% al 30%, planificando estas dos operaciones desde el inicio, además de limitar el riesgo de sorpresas financieras.
“Con demasiada frecuencia, los problemas de cimentación corren el riesgo de dañar la mampostería y el trabajo genera enormes costos imprevistos. En la mayoría de los casos, todo esto podría haberse evitado fácilmente si la evaluación hubiera sido completa desde el principio”, afirma Tommy Bouillon, presidente de la maçonnerie Gratton y de Fondabrique, de la que es el impulsor.