Panamá y su crecimiento urbano: ¿Preparados para afrontar los desafíos?

En los últimos años, varios edificios y residencias en Panamá han sido escenario de incidentes con gas, fallas eléctricas y fugas domésticas que han desembocado en fuegos, pérdidas y tragedias. La pregunta que surge es si Panamá está realmente preparado para soportar su propio crecimiento urbano y si se están aplicando los controles y medidas de seguridad necesarios en una ciudad con un crecimiento vertical predominante como la nuestra.

La historia de incidentes lamentables comienza en 2010, con la explosión en Ph Matrix Tower vía Brasil, que resultó en cinco fallecidos y varios heridos graves. Este trágico suceso marcó el inicio de una serie de incidentes similares relacionados con la manipulación inadecuada del gas en edificios de apartamentos. En 2011, en una residencia en Valle de Urraca-San Miguelito, un incendio eléctrico cobró la vida de un menor de 8 años y dejó a otro con quemaduras graves, dejando a Marlenis González y su familia en una pesadilla inimaginable. Desde entonces, varios incidentes más han ocurrido, incluyendo explosiones de gas, daños estructurales y heridos de consideración en diferentes edificios residenciales en Panamá.

Alertas de seguridad y llamados a la prevención han sido emitidos, instando a la verificación regular de fugas, la ventilación adecuada en cocinas, la instalación de detectores de gas y humo, y la pronta reporte de olores o irregularidades. Sin embargo, a pesar de estas medidas, los incidentes siguen ocurriendo. En 2022, una explosión de gas de gran magnitud en Ph Urbana calle 54 Obarrio dejó más de 20 heridos, mientras que en el mismo año, una explosión en un edificio en Vía Argentina resultó en la muerte de una adulta mayor. Además, en la Planta Termoeléctrica Pan-Am en La Chorrera, la explosión de un transformador generó preocupaciones sobre la seguridad de las infraestructuras privadas y la estabilidad de la red eléctrica nacional.

El incidente más reciente en Ph Alsacia Tower en Ricardo J. Alfaro, donde una madre perdió la vida tratando de salvar a su familia de las llamas, pone de manifiesto la necesidad urgente de mejorar las capacidades institucionales para prevenir tragedias similares en el futuro. A pesar de la existencia de reglas y protocolos de seguridad, la mala conexión realizada por personas no calificadas sigue siendo una de las principales causas de los incidentes. La falta de justicia para las víctimas, que a menudo prefieren una compensación monetaria en lugar de esperar un fallo judicial incierto, añade otra capa de complejidad a esta problemática.

En resumen, Panamá se enfrenta a desafíos significativos en materia de seguridad en edificaciones, especialmente en lo que respecta al manejo del gas y la electricidad en entornos residenciales y comerciales. Es imperativo que se tomen medidas concretas para garantizar la aplicación adecuada de las normas de seguridad, la supervisión efectiva de las instalaciones y la formación adecuada del personal encargado de manejar estos sistemas. Solo así se podrá evitar futuras tragedias y garantizar la protección de la vida y la propiedad de los ciudadanos panameños.