Hasta hace unos meses su nombre no significaba nada para nadie. Pero desde la publicación de su novela Triste Tigre, (P.O.L.), Neige Sinno se ha consolidado como el fenómeno de esta temporada literaria. En primer lugar por su éxito de público. Hasta el 2 de noviembre, según L’Obs, el libro tenía cinco reimpresiones y había vendido casi 50.000 copias. Luego, Neige Sinno se impuso gracias a su éxito de crítica. Ya ganadora de varios premios (Le Monde, Les Inrockuptibles…), aparece en los grandes premios de otoño, como el Goncourt y los Médicis. Ahora ha ganado el Premio Femina.

Neige Sinno fue elegida en la primera vuelta, con nueve votos sobre doce, del jurado exclusivamente femenino. “El tema que trata mi libro no es un tema de mujeres, ni de hombres, ni de ningún otro”, explicó en el museo Carnavalet, donde se entregó el premio, en París. “Me recuerda a mi defensa de tesis, donde también había sólo mujeres entre los profesores. (…) Es un orgullo, además, animarse”.

Pero el juego no había terminado. Porque Neige Sinno se enfrentaba a competidores muy serios, empezando por Jean-Baptiste Andrea. El escritor y guionista también fue anunciado como favorito, aunque ya había ganado el prestigioso premio de novela Fnac con su cuarta novela Veiller sur elle (L’Iconoclaste). También figuran en la última lista del Premio Femina: Pierric Bailly, Guy Boley, ganador del Premio Deux Magots y Agnès Mathieu-Daudé.

¡Qué viaje entonces para Sad Tiger, un libro enviado por correo! Es un libro que no es ni bonito ni tierno. Tampoco es trascendental. ¿Entonces qué? Es perfectamente justo. Estamos hablando de un libro y no de una novela, porque realmente no se ajusta a la definición que tenemos de ella, es decir, una estructura balzaciana, con una trama, una cronología, elementos disruptores, etc. Triste Tigre es al mismo tiempo un cuento, una autopsia, un ensayo, una confesión. Se resiste a la categorización y va más allá de las cajas, como su tema.

¿Sobre que es el libro? En 1983, Neige Sinno tenía 6 años y su padrastro, 24. Es una rubia de grandes ojos verdes. Es alto, carismático, atlético. Quiere amarla como a su propia hija, dice. Pero la niña no quiere llamarlo papá, ya tiene uno. La nieve se le resiste. El hombre es grande, como hemos dicho, también es fuerte, brutal. Y una noche, él se une a ella en la cama y ella no se atreve a resistirse. La noche durará ocho años. Neige Sinno escribe sobre el incesto sin poesía ni voyeurismo. Podría haber descrito al violador en su habitación, los gestos, la violencia. Ella decidió no hacerlo, excepto una vez, y la escena es indescriptible.

Durante mucho tiempo el autor dudó en hablar. Y luego, Neige Sinno decidió escribir “en una especie de rebelión sin sentido” y esta rebelión es absolutamente literaria. Aquí es donde surge la literatura, porque en definitiva, esta es la pregunta que plantea Triste Tigre: ¿qué puede hacer la literatura? ¿Podrá salvarla? Y aquí está convocando a sus lecturas, desde Woolf a Faulkner pasando por Nabokov, Toni Morrison, Virginie Despentes… para intentar encontrar respuestas.

“No escribí esta novela como una provocación, sino como un desafío: atrévete a pensar, atrévete a reflexionar, atrévete a decir”, explicó el autor a Le Figaro, durante el primer encuentro de los alumnos del instituto de Goncourt. Aunque no supiera a quién me dirigía, espero que el lector que construí en mi texto y que hoy existe se atreva a pensar, a poner en movimiento ideas, observaciones, preguntas. Cuando veo a una persona que me dice ‘Me lo he estado preguntando’, me hace feliz».

Neige Sinno, de 46 años, ahora vive y enseña en México. Es autora de La vie des rats, una colección de doce cuentos, publicada por La Tangente, (2007) y de la novela Le Camion, publicada por la editorial Christophe Lucquin, (2018). Es probable que este premio influya en el voto de los Goncourt que, como recordamos, desde 2021 tienen el principio de no conceder premios a libros que ya hayan sido premiados. ¿Cómo será realmente? Respuesta el martes 7 de noviembre a las 12:45, en Drouant.

El premio extranjero Femina se concede a Louise Erdrich, por La Sentence (traducida del americano por Sarah Gurcel) de Albin Michel y el ensayo Femina a Hugo Micheron por La Colère et l’Oubli, (Gallimard).