Desde los aeropuertos de Lille, Nantes, Burdeos o Montpellier hasta el Palacio de Versalles (tres veces esta semana), pasando por una decena de colegios… En Francia, las amenazas de bomba se suceden desde hace varios días, mientras que el nivel de Vigipirate aumenta Se planteó tras el asesinato el 13 de octubre de un profesor en una escuela secundaria de Arras.

Entre la evacuación de las poblaciones, la llegada de los servicios policiales y los servicios de remoción de minas, estas alertas exigen cada vez un proceso de intervención largo y cuidadoso. Sin embargo, los procesamientos son sistemáticos y los perpetradores, si son encontrados, enfrentan sanciones importantes.

“Los pequeños muñecos que se divierten con estas amenazas, falsas en este caso, serán encontrados y castigados”, insistió el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, el 18 de octubre. “Estas falsas alarmas no son chistes malos. Son crímenes. Serán sancionados”, añadió Clément Beaune en X (ex Twitter), calificándolos de “peligrosos” e “inaceptables”.

Según el artículo 322-14 del Código Penal, “el hecho de comunicar o revelar información falsa con el fin de hacer creer que se van a cometer o se han cometido destrucciones, daños o deterioros peligrosos para las personas se castiga con dos años de prisión”. y una multa de 30.000 euros. » Estas duras sentencias se explican por la importancia de la fuerza policial desplegada para evacuar a las personas y disipar cualquier amenaza de explosión de una bomba.

El Código Penal especifica además que el acto de comunicar “o revelar información falsa que sugiera un desastre y pueda provocar una intervención de emergencia innecesaria” será castigado con las mismas penas. A petición de Clément Beaune, cada caso de falsa amenaza de bomba será objeto de una denuncia presentada por el aeropuerto.