“Cuando sueño, siempre es muy intenso, lleno de aventuras… Cada vez, me digo: “Tengo que hacer algo con ello”, confiesa Coline Hégron. Un sueño la marca especialmente. “¡Era el fin del mundo y a nadie le importaba!” Siendo aún estudiante, el autor produjo un fanzine de unas cincuenta páginas. Luego comenzó a escribir una versión desarrollada, cuyo prototipo gráfico de tres páginas ganó el premio Jóvenes Talentos en el Festival de Angulema en 2021. La versión final, titulada Sans Panique, fue publicada en septiembre por Delcourt, pocos meses después de la publicación de su primer álbum infantil, Le Grand Labyrinthe, publicado en la colección Ronces de Jérémie Moreau, de Albin Michel.

Después de perder a sus padres en un accidente de helicóptero, la enérgica y locuaz Romie es acogida en una familia que no expresa emociones, como todos los habitantes de la isla de Galguantes. Romie y su nueva hermana hacen un pacto: “Danaé tuvo que enseñarme el apatito y yo tuve que enseñarle a ella a desbordarse”. Tres años más tarde, cuando un meteorito amenaza con destruir la isla, Romie intenta convencer a la población de que huya. En vano. La historia recuerda a la película Don’t Look Up, de Adam McKay, con Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio. Fantasía y misterio además.

Romie se hace la dura para ocultar su necesidad de amor, mientras la apática Danaé se muestra más sensible de lo que parece. Los dos adolescentes con temperamentos opuestos se acercan, aprenden a entenderse y progresan en su búsqueda común. ¡Ya que te contamos que la empatía puede salvar el mundo! Por lo general, los adultos son abandonados. “Me gusta contar historias en las que los niños son más maduros que quienes deben cuidarlos”, explica Coline Hégron. Incluso si eso significa ridiculizar a los adultos, especialmente a los políticos que se contentan con “hablar en voz alta”. “Tengo la impresión de que mi generación considera que vivimos en una época absurda, por eso hablo de ello en mi cómic”.

Juntas, Romie y Danaé viajan a través de un mundo de belleza evanescente, que celebra la fauna y la flora circundantes. “Crecí en Normandía, la naturaleza está muy presente en mi imaginación. Me gusta representarlo de forma poco realista, con formas ligeramente suaves”. En este universo a la vez extraño y familiar, aparecen avatares desconcertantes de nuestra civilización: una camiseta de Crazy Frog, un muñeco Troll, un teléfono adornado con una cara digna de “Téléchat”… Elementos de nuestra realidad que interfieren en el de las dos heroínas: “Tengo mucho apego a este tipo de juguetitos que a veces resultan inquietantes, desprenden una especie de aura nostálgica”, cree el artista nacido en 1998.

Para una memorable escena de experimentación culinaria, Coline Hégron se inspiró en un juego que una vez jugó con su hermano pequeño, para el cual tenía que combinar dos alimentos que no tienen nada que ver juntos. «El objetivo era encontrar el dúo más repugnante», recuerda. ¿Quién quiere “helado de cordero”?

Creada con bolígrafo y acuarela o pintura acrílica, Sans Panique destaca por su uso armonioso del color a base de dos tonalidades recurrentes, el naranja y el morado. Inventiva en su montaje, Coline Hégron tuerce las perspectivas para dinamizar las posturas de los personajes, al estilo de Léa Murawiec (Le Grand Vide), inclinándose a veces hacia los dibujos animados o el manga. Entre sus influencias, además de Jérémie Moreau, Coline Hégron cita a Manon Debaye y Salomé Lahoche, así como a Tsuchika Nishimura (La Concierge du grandes almacenes) y Shinzo Keigo (Hirayasumi). Sin olvidar a Ai Yazawa (Nana), Kyôko Okazaki (Pink), Akimi Yoshida (Kamakura Diary) y Moyoco Anno (Chocola et Vanilla). «Hay muchas historias de amistad en el shoujo… Eso a veces me conmueve más que las historias de amor».

Esta pasión por el manga se refleja en las páginas completamente negras, blancas y naranjas que separan cada capítulo. Dibujos añadidos al final del proyecto. “¡Había terminado mis tableros con dos meses de antelación y todavía quería dibujar!”, dice Coline Hégron. La talentosa artista actualmente trabaja en la escritura de su nuevo cómic pero no diría que no a algunas ilustraciones encargadas: “Envié mi portafolio pero nadie me respondió” ¡Llamen a sus teléfonos!

Sin pánico, de Coline Hégron, Delcourt, 200 páginas, 19 euros.