Se está pasando página para la Alianza Renault Nissan Mitsubishi. El martes, Renault informó a las organizaciones sindicales de que iba a disolverse la Alliance Purchasing Organization (APO), la estructura común que agrupaba las compras de los tres fabricantes y que agrupaba a 1.400 empleados. Todos volverán a su empresa original.

La información puede parecer secundaria en vista del gran cambio anunciado en los últimos meses por los tres fabricantes para su alianza: las participaciones cruzadas entre los dos fundadores se han reequilibrado a favor de Nissan. Así, Renault y Nissan poseerán cada uno el 15% del capital del otro, mientras que anteriormente Renault poseía el 43% del de su aliado (el 28% restante de la participación de Renault en Nissan se depositó en un fideicomiso). Además, Nissan invertirá hasta 600 millones de euros en Ampère, la empresa creada por Renault para albergar toda su actividad dedicada a los vehículos eléctricos y al software.

Pero el anunciado fin de la entidad dedicada a las compras conjuntas marca la desaparición del primer acto de la alianza liderada por Carlos Ghosn, jefe de Nissan y luego de Renault y Nissan. En 2001 se creó una primera estructura de RNPO, que luego pasó a denominarse APO. Se pretendía crear miles de millones de euros en sinergias. Carlos Ghosn anunció en 2016 un objetivo de 10.000 millones de euros para 2022-2023. En febrero, Luca de Meo, director general del grupo Renault, hablaba de una realidad más modesta: se trata de “cientos de millones de euros de beneficios al año para cada empresa, tal vez incluso mil millones de euros”, estimó. Se trata esencialmente de “costos evitados” de producción e inversión, obtenidos mediante la puesta en común entre socios. Por otro lado, el directivo había dado cifras sobre el peso de los tres fabricantes: “85 mil millones de euros de compras conjuntas, el 60% de los componentes de vehículos en conjunto hoy, luego el 80% en 2026 y el 90% en los vehículos eléctricos”.

Pero ¿cómo mantener esta “central de compras” si cada uno afirma su independencia para realizar proyectos solos o “a la carta” con sus socios, como claramente reivindicaron los dirigentes durante la rueda de prensa celebrada en Londres en febrero pasado? “A finales de 2023, la organización de la Alianza pasará de un modelo estandarizado globalmente a una cooperación impulsada por proyectos para permitir decisiones más rápidas y ágiles, adaptadas a las necesidades de cada región, explicó el martes un comunicado de prensa conjunto de tres fabricantes. Se aprovechará de las fortalezas geográficas, los recursos técnicos y la experiencia de mercado de cada socio, respaldando así sus respectivos planes estratégicos”.

A partir de ahora, cada fabricante asumirá la responsabilidad de las compras cuando gestione un proyecto en su región de origen, incluso cuando se realice bajo la marca de su aliado. Así, será Renault quien gestionará las compras destinadas a la producción del pequeño modelo eléctrico de Nissan que sucederá al Micra en 2026 y se ensamblará en Douai, en la fábrica de Renault. La Alianza avanza hacia un nuevo marco de cooperación en geometría variable.