¿Hacia una “resurrección” del tigre de Tasmania? De hecho, los científicos de la Universidad de Estocolmo han dado un paso importante al recuperar, por primera vez, ácido ribonucleico (ARN) de una especie extinta: el Thylacinus cynocephalus o tigre de Tasmania. Suficiente para deleitar a los fanáticos de los proyectos de “desextinción”, que buscan devolver la vida a especies extintas, como el tigre de Tasmania o los mamuts, mediante la clonación. Por tanto, no se trata de “resucitar” al animal en cuestión sino de crear uno similar que cumpla el mismo papel que su congénere en el medio ambiente.

Y la secuenciación del ARN es un paso esencial. “Reconstruir un tigre de Tasmania vivo y funcional requiere no sólo un conocimiento profundo de su genoma (ADN), sino también de la dinámica de expresión genética específica de cada tejido y del funcionamiento de la regulación genética, que no se puede obtener únicamente estudiando su transcriptoma (ARN). ”, se especifica así en un comunicado de prensa publicado el 22 de septiembre de 2023 por la Universidad de Estocolmo. “Nunca se ha extraído y secuenciado el ARN de una especie extinta”, dijo también a la AFP Love Dalén, profesora de genética evolutiva que codirigió el proyecto.

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Los resultados de su estudio fueron publicados en la revista Genome Research. Dalén y su equipo secuenciaron con éxito el ARN de un espécimen de tigre de Tasmania de 130 años conservado en el Museo Nacional de Historia Natural de Estocolmo. De este modo pudieron reconstituir el ARN a partir de los músculos y la piel del animal. El ARN es una molécula que permite expresar el código genético en cada célula y así darle instrucciones de acción. Las secuencias recuperadas «eran de tal calidad que fue posible identificar ARN que codifican proteínas específicas de los músculos y la piel», dijeron los investigadores en su comunicado de prensa. “Si queremos resucitar un animal extinto, necesitamos saber dónde están los genes, qué hacen y en qué tejidos se regulan”, explica Dalén.

El último tigre de Tasmania conocido, un marsupial carnívoro, murió en cautiverio en 1936 en Tasmania (sur de Australia). Tras la colonización europea de Australia, otros ejemplares fueron exterminados por los humanos. De hecho, el animal había sido declarado plaga y se ofrecía una recompensa por cada animal sacrificado. Para Daniela Kalthoff, responsable de la colección de mamíferos del Museo de Historia Natural, y entrevistada por la AFP, este estudio abre el camino a nuevas investigaciones sobre la “idea apasionante” de una resurrección del marsupial.

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Los hallazgos de los investigadores también tendrán implicaciones para el estudio de los virus de ARN. «En el futuro, podremos recuperar no sólo el ARN de animales extintos, sino también los genomas de virus ARN como el SARS-CoV2 y sus precursores evolutivos a partir de pieles de murciélagos y otros organismos huéspedes conservados en colecciones de museos». dice Love Dalén, citado en el comunicado de prensa. Los investigadores también imaginan la posibilidad de extender la recuperación del ARN a otras colecciones en otros museos del mundo. «Hay millones y millones de pieles y tejidos secos de insectos, mamíferos y aves en colecciones de museos de todo el mundo, y podríamos recuperar ARN de todos estos especímenes», según el científico.