Jérôme Hamon, el primer hombre en el mundo que se sometió a dos trasplantes de rostro, en 2010 y 2018, y que tuvo tres rostros diferentes a lo largo de su vida, falleció esta semana a la edad de 49 años, según supieron el jueves fuentes concordantes.

«Ha fallecido. Al final estaba exhausto. Hace una semana intercambié mensajes de texto con él”, dijo a la AFP Franck Zal, cercano a la familia y médico en biología marina, confirmando la información de Télégramme. Su empresa desarrolló una tecnología que permitió realizar el trasplante de 2018. “Quiero dar testimonio de la fuerza de Jérôme, le pregunté cómo logró resistir todo esto. Estoy muy afectado”, añadió el científico.

En el sitio web del periódico Ouest-France, la esquela especifica que Jérôme Hamon falleció a la edad de 49 años y que su funeral tendrá lugar el viernes en Saint-Thégonnec (Finisterre). El trasplante de 2018 fue realizado por el equipo del profesor Laurent Lantieri, en el Hospital Europeo Georges-Pompidou, de la Asistencia pública-Hospitalarios de París (AP-HP). Este cirujano plástico ya había realizado un primer trasplante total de cara al mismo paciente en 2010 en el hospital Henri-Mondor de Créteil.

Jérôme Hamon padecía neurofibromatosis tipo 1 (enfermedad de von Recklinghausen), una enfermedad genética que le había deformado el rostro. El primer trasplante fue un éxito, como relata en un libro publicado en abril de 2015, T’as vu le Monsieur?. Pero ese mismo año, durante un resfriado común, fue tratado con un antibiótico incompatible con su tratamiento inmunosupresor. En 2016 empezó a mostrar signos de rechazo crónico y su rostro se deterioró.

En el verano de 2017 fue hospitalizado y en noviembre hubo que extirparle la cara trasplantada, que mostraba zonas de necrosis. Permanecerá “sin rostro” durante dos meses en cuidados intensivos del Pompidou, mientras la Agencia de Biomedicina identifica un donante compatible. El donante de rostro será un joven de 22 años, fallecido a varios centenares de kilómetros de París. «Su sueño era volver a trabajar, era un amante de los libros, pero estaba cansado, no podía volver a trabajar (después de su trasplante de 2018)», dijo Zal, precisando que Jérôme Hamon vivía en Finisterre.