Acusada de vínculos sospechosos con el bandolerismo corso, que le valieron ser acusada y encarcelada preventivamente, la magistrada Hélène Gerhards, jueza de instrucción en Córcega de 2010 a 2016, proclamó el martes su inocencia y pidió el levantamiento de su prisión preventiva.
“¡No he cometido ningún delito y nunca he pactado con el crimen organizado!”, se defendió ante la sala de instrucción del Tribunal de Apelación de Aix-en-Provence, la mujer que fue presidenta hasta enero de 2023 del Lot-et -Tribunal de lo Penal del Garona, asegurando “no haber traicionado ningún juramento”.
Es la primera vez que habla desde su acusación por 11 cargos, entre ellos malversación de fondos públicos y falsificación de documentos públicos por parte de un titular de autoridad pública, y su colocación en prisión preventiva el 5 de abril, decisiones excepcionales relativas a un magistrado. «El encarcelamiento de un magistrado, un hecho extremadamente raro, justifica que la justicia no se equivoque», advirtió uno de sus abogados, Yann Le Bras. Describió a una “magistrada íntegra, apasionada y que conducía sus asuntos con pugnacidad”.
Por el contrario, el abogado general Jean-François Mailhes pidió que se mantuviera detenido al magistrado para «evitar cualquier riesgo importante de consulta fraudulenta» entre las partes. Punto de partida de este caso: la interceptación por parte de la policía de una conversación telefónica entre personalidades corsas conocidas por sus vínculos con el crimen organizado, entre ellas Johann Carta, durante la cual uno de ellos habló de su proximidad al juez de instrucción. El Sr. Carta, condenado catorce veces, entre otras cosas por desacato y trabajo encubierto, es un presunto miembro del bandolerismo corso cercano al clan mafioso “Petit Bar”.
Este debate se refiere, en particular, a las obras realizadas en la villa de 320 m² con vistas al mar al sur de Ajaccio de la Sra. Gerhards y su antiguo socio, un ex policía, que no se habrían facturado en su totalidad. Adquirida por 600.000 euros en 2011, la villa valdrá más de 2 millones en 2022, cuando se ponga a la venta. “¿Cómo puede esta villa alcanzar tal valoración” y “con sólo 15.000 euros de facturas encontradas”, cuestionó el fiscal general.
Los investigadores, que investigan el caso desde octubre de 2020, sospechan que el magistrado ha “prestado servicios” a cambio, incluida información sobre procedimientos judiciales en curso y asesoramiento jurídico. También se sospecha que la señora Gerhards redactó falsos encargos periciales y de traducción, principalmente para su exmarido. Hechos por los que se le acusa de “malversación de fondos públicos”, por un importe total de 123.000 euros. Según la defensa, fue el ex marido de la señora Gerhards quien “abusó” y “manipuló” a él, planeando toda la malversación.
“El expediente es inquisitorial: aquí no hay nada, ¡está todo negro!”, exclamó Caty Richard, otra de sus abogadas, denunciando “la destrucción de un magistrado honesto”. Recordó que su cliente, durante su visita a Córcega, encarceló a miembros del «Petit Bar», lo que posteriormente la llevó a «ponerla bajo protección policial». La decisión quedó reservada hasta el miércoles.