En Mont-de-Marsan
En Montfort-en-Chalosse, ciudad natal de André Boniface, la lluvia no cesa. Lo mismo ocurrió en Mont-de-Marsan, donde el estadio sonaba tristemente vacío este martes. En los pasillos brilla el trofeo del campeón de Francia de 1962-1963, como la estrella de quien, gracias a su caída y a su penalti, había conseguido conquistar el único título nacional para el equipo de las Landas.
Entre bastidores, el personal administrativo está ocupado tras la muerte de su mayor embajador, André Boniface, este lunes por la mañana mientras dormía a la edad de 89 años. La estatua de Guy, su hermano, fallecido trágicamente en un accidente de coche el 1 de enero de 1968, espera sin duda ser acompañada y enjuga unas gotas, como lágrimas. De tristeza por supuesto, pero sin duda también de alegría. Los dos hermanos, tan unidos, tan brillantes, tan exitosos juntos, finalmente se reencontrarán.
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El ex internacional francés del XV (48 internacionalidades) siempre ha dicho que siempre le faltaba algo. “Dédé Boni” vivió las peores horas de su vida tras la trágica muerte de su hermano, su alter ego, su mejor amigo. El Landais también había confiado a Le Figaro, antes del último Mundial, que quería dejarlo todo tras la pérdida de su hermano. Así, alrededor del palco que lleva su nombre y el de Guy, los pocos aficionados que acudieron a pesar de las inclemencias del tiempo, del dolor de su desaparición y de la ausencia de los jugadores del Stade Montois, sonrieron ante la idea de la encomienda. Porque los recuerdos seguirán siendo eternos.
“Yo era pequeño cuando lo vi jugar. Recuerdo esta pareja de centrales que fue extraordinaria. Lo vimos a menudo aquí, vino a todos los partidos. Fue educado y cortés, abierto a todas las discusiones. Para el Stade Montois es una gran pérdida. Y, personalmente, estoy muy afectado. Tengo profundos pensamientos para él y su hermano”, dice no sin emoción Christian, seguidor del club Jaune et Noir.
«Estoy muy conmovido. Es un embajador de Mons, de las Landas y del rugby francés que nos deja. Era un gran jugador. Todos fuimos afectados. André y su hermano Guy serán eternos aquí en Mont-de-Marsan”, reacciona Serge Duthil, presidente de la peña de Mons.
En el estadio, André Boniface nunca pasó desapercibido. Su elegancia, su cuello alzado, sus modernas zapatillas, su postura erguida y su mirada iluminaban la marquesina postpartido o las gradas de su segunda casa. Este martes por la mañana, el director del Stade Montois, Patrick Milhet, volvió a hablar de la desaparición de “la leyenda”, como él la llama. “Es una tristeza inmensa. Lo hablé por teléfono hace cuatro semanas. Su esposa me alertó que no le estaba yendo muy bien. Pero habíamos intercambiado, lo sentí, estábamos hablando. Luego su condición empeoró. Cuando cae duele mucho, aunque lo esperes. Estamos hablando de una leyenda, sí, pero su nombre aquí será eterno.
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En el club desde hace 18 temporadas, Patrick Milhet hablaba a menudo con “Boni”. Y guarda el recuerdo de un “hombre guapo”, con un “carisma” casi inigualable. “Recuerdo su elegancia y rigor. Se adelantó a su tiempo, al rugby del pasado, pero fue relevante para el rugby de hoy. No se puso de acuerdo sobre la forma de jugar, él que propugnaba un juego de evasión. Después de victorias o derrotas, me llamaba a la 1 de la madrugada para contarme cómo estábamos jugando o para felicitarnos. Tenía el deber de escuchar a este hombre porque estaba asombrado por él…» Antes de agregar: «Todas estas leyendas tienen personajes grandes. André, nos gustó o no nos gustó. Pero a nosotros, los verdaderos conocedores, nos encantó. No tenía filtro a la hora de decir las cosas pero siempre tenía razón”.
El ex tres cuartos internacional a menudo culpaba al arbitraje. “Le dije, Dédé, no es el árbitro, somos nosotros. Ahí le di un palo al decir eso (risas)”. El entrenador del Mont-de-Marsan lo sabe, sus perspectivas y sus análisis supervisarán siempre a su equipo. Empezaremos con un partido especial para todo el grupo durante la recepción en Biarritz, este viernes (21 horas). “Será especial. La cabeza estará en otra parte, inevitablemente. En el anuncio del equipo proyectaré la composición en la pizarra con una foto de André en cada diapositiva. Allí estará, con todas las camisetas que ha vestido y hasta fotos durante su retirada. No habrá grandes discursos. La gente de Mont conoce al hombre. Y me aseguraré de que los fiyianos, en particular, comprendan lo que representaba Boni”, nos dice Patrick Milhet.
El antiguo centro de tres cuartos deja un legado excepcional. Creador del “estilo francés”, atacante distinguido, aficionado al deporte, en particular al atletismo, el nativo de Montfort-en-Chalosse metió en problemas a Mons, las Landas y el rugby nacional. Como en los terrenos donde más veces brilló con su clase, “Boni” logró un encuadre desbordante final. Y en Mont-de-Marsan, el mejor testimonio de él sería vencer al vecino de Dax, el 26 de abril, en el estadio Guy y André Boniface. “Ganar contra los Dacquois sería obviamente un gran homenaje. Pero también tenemos partido este viernes, la semana de su muerte. Contra Dax, habría estado allí. Entonces tienes que ganarlo…»