Las alarmas sonaron hasta Blois (Loir-et-Cher), donde este fin de semana se celebró el congreso del MoDem. Mientras las cuentas están en números rojos – el déficit público debería incluso superar el 5,5% – François Bayrou advirtió de no caer «en la casualidad del endeudamiento». «Es una falta de respeto y del deber básico que tenemos para con las generaciones que nos seguirán», tronó, tras ser, como era de esperar, reelegido al frente de su movimiento.

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Sin culpar a los sucesivos gobiernos, el aliado histórico de Emmanuel Macron destacó “dos shocks históricos”: la pandemia y luego la guerra en Ucrania, que lastraron las finanzas públicas. «Cuando surge un problema tan grave como Ucrania, con una crisis energética, inflación, ¿quién puede creer que estamos a salvo?», preguntó.

Mientras que el jefe de Bercy, Bruno Le Maire, anunció hace un mes un plan de ahorro de 10.000 millones de euros, François Bayrou insistió en la necesidad de «abrir una nueva página en la política económica». También mantiene sus ojos fijos en el vecino americano, que ha lanzado “un proyecto de desarrollo basado en el poderoso apoyo de su banco central”. “Ahora no es el momento de detener repentinamente el crecimiento. El desequilibrio aumentará, Estados Unidos tiene una estrategia extremadamente ofensiva”, prosiguió, entre aplausos de sus tropas.

El Alto Comisionado para la Planificación aprovechó incluso para enviar un mensaje a la cabeza de lista europea de Renaissance, Valérie Hayer, sentada en primera fila: “Uno de los elementos del programa que debemos defender ante los franceses es que intentaréis en el Parlamento para presionar al Banco Central Europeo para que apoye aún más el crecimiento y el empleo”.

Sin embargo, ni una palabra sobre las medidas de “justicia fiscal”, como la imposición de superdividendos, que sus tropas exigen desde hace varios años. “Lo que voy a defender desde esta plataforma no es exactamente lo que he defendido durante décadas”, advirtió François Bayrou. Sin embargo, la posición histórica de su partido fue retomada recientemente en una entrevista concedida a Le Figaro por el presidente de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet. Sin convencer al gobierno, Bruno Le Maire descartó inmediatamente la posibilidad de un “aumento de impuestos”. “Prioridad a la inversión, a la actividad, a la reducción de los estándares, a la simplificación”, insistió simplemente el fundador de MoDem.

Desde el escenario repleto de estrellas el sábado por la noche, Gabriel Attal incrementó sus llamamientos a los Bearnes, quien siempre ha estado comprometido con la “recuperación” de las finanzas públicas. Esto mientras los esfuerzos presupuestarios corren el riesgo de hacer flaquear a las tropas presidenciales. El Primer Ministro también aseguró que la mayoría no pertenecía al “campo de los que quieren legar deuda, déficits y futuras subidas de impuestos”, sino al “campo de los que quieren invertir”.

El jefe de Gobierno quiere acelerar, en particular en el “trabajo” para construir “un modelo social menos costoso y más eficiente”. «Asumiremos la responsabilidad de avanzar en la reforma del seguro de desempleo», prometió. Un objeto altamente inflamable que podría encender chispas en la mayoría, incluso en las filas del MoDem.