“Ni aceptable ni comprensible”. La ministra delegada de Empresas, Olivia Grégoire, quiere reforzar las sanciones en materia de morosidad que debilitan a las pequeñas y medianas empresas francesas. En una entrevista publicada este miércoles en Les Échos, anunció que quería «duplicar el techo» de las multas impuestas a las empresas infractoras, actualmente de 2 millones de euros. Olivia Grégoire también indica que ahora se publicarán los plazos de pago para las autoridades locales, al igual que para las empresas privadas. Estos datos, recogidos por la Dirección General de Finanzas Públicas, se publicarán en el sitio de datos abiertos del Gobierno «antes del 15 de abril para los municipios de más de 3.500 habitantes y, a finales de año, para todas las comunidades». En definitiva, la ministra desea ampliar la medida a todos los establecimientos públicos y no descarta “comunicar sobre estos malos pagadores”. «Es una cuestión de justicia económica», explica.
Los plazos de pago no son un tema anecdótico para las empresas, especialmente las más pequeñas. “Si bien su flujo de caja es limitado, las VPE y los artesanos pueden sentirse desanimados ante los retrasos en los pagos por parte de las grandes empresas o las autoridades locales. Esto podría ser la gota que colma el vaso ante la inflación, las inversiones necesarias en descarbonización y el aumento de los salarios de sus empleados”, lamentó Olivia Grégoire. “Un retraso en el pago de una factura importante puede poner en peligro un negocio”, asegura. Según el ministro, el importe de este efectivo en especie asciende a “15 mil millones de euros”. Ciertos sectores se verían especialmente afectados, en particular la edificación o la construcción.
La morosidad ya está sancionada por el Estado. Desde 2014, 2.000 empresas han sido multadas por un importe total de 157 millones de euros. El año pasado, la Dirección General de Competencia, Consumo y Control del Fraude (DGCCRF) supervisó los plazos de pago de 766 empresas, 346 de las cuales recibieron multas administrativas por valor de 58 millones de euros. Olivia Grégoire asegura que estos controles, que aumentaron un 19% respecto a 2022, se reforzarán para apoyar el aumento de las multas.
El Estado también utiliza “nombre y vergüenza” cuando comunica a los medios sobre empresas culpables. “Hoy en día, dañar la reputación de una empresa no es baladí. Es todo el arsenal el que funciona (…) para lograr reputación, rebajar la calificación y golpear la billetera”. Si perseguir a los “malos pagadores” es una de las prioridades de Bercy, el ministro no suscribe la propuesta de la Comisión Europea de reducir los plazos de pago a 30 días para todas las empresas. “Las pymes se verán penalizadas si reducimos el plazo legal de 60 a 30 días. Esta medida perturbaría el comercio y favorecería las importaciones. Estamos a favor de mantener el plazo legal en 60 días con exenciones sectoriales”, comentó Olivia Grégoire, al tiempo que pidió un refuerzo de las sanciones a nivel europeo.