Este año, el “supermartes” puede que no sea muy emocionante. Con toda probabilidad, Donald Trump y Joe Biden saldrán victoriosos del día más importante de las primarias estadounidenses. Por lo tanto, su toma de posesión para vestir los colores del Partido Republicano y del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales no será más que un viaje de salud.

El “supermartes” es la etapa decisiva en la selección de candidatos para las elecciones presidenciales. Estos son designados por delegados del “GOP” y del Partido Demócrata. Cada estado vota para designar a estos delegados durante un caucus, en el que sólo participan activistas, o en una primaria durante la cual todos pueden votar. El “supermartes” es decisivo porque ese día votan un gran número de estados. En 2024, habrá quince. Están en juego más de un tercio de los delegados, 874 del lado republicano y 1.420 del lado demócrata. Es comúnmente aceptado que los candidatos que ganen el “supermartes” obtengan la nominación para competir en las elecciones presidenciales. Nunca ha habido un contraejemplo.

Para Jean-Eric Branaa*, profesor de la Universidad París II y especialista en Estados Unidos, casi podríamos hablar de un “súper mes de marzo”, ya que la mayoría de las votaciones tienen lugar este mes. El próximo martes votarán cuatro estados (primarias demócratas y republicanas simultáneas en Georgia, Mississippi y Washington; caucus republicano en Hawái) y cinco más el martes siguiente, día 19 (primarias en Arizona, Florida, Illinois, Kansas y Ohio).

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El “supermartes” es una práctica electoral relativamente reciente, ya que surgió gradualmente en la década de 1980. La primera aparición data de la campaña de 1984, ganada por Ronald Reagan. Durante tres semanas se organizan tres “supermartes” en cinco estados cada uno. “El objetivo es encontrar candidatos serios”, explica Anne Deysine**, profesora emérita de París-Nanterre y especialista en Estados Unidos. Aquellos que tendrán los recursos financieros para pagar aviones y anuncios políticos y hacer campaña en quince estados a la vez.

“Este proceso era necesario porque resultó muy favorable para cada una de las partes”, añade Jean-Eric Branaa. El “supermartes” permite tanto acabar con el partido internamente como crear impulso para el candidato designado”. Con esta cuasi designación de un candidato, los partidos reducen de hecho los riesgos de división interna. “Apuesto a que Nikky Haley (la competidora de Donald Trump por la nominación del Partido Republicano – Nota del editor) al final se retirará, quiere creer Jean-Eric Branaa. Al Partido Republicano le interesaría: sólo tiene plumas que perder si deja en la carrera a un candidato que apunta a Trump”.

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A principios de 1992, Bill Clinton estaba en muy mal camino para ganar la nominación. El candidato del Partido Demócrata fracasó en la mayoría de las primarias anteriores. Pero todo cambia con el “Supermartes”. El 10 de marzo, Bill Clinton ganó esta importante elección, que finalmente le permitió ser nominado por la izquierda y ganar la Casa Blanca. “El episodio de 1992 convirtió el “Supermartes” en una leyenda”, concluye Anne Deysine.

El “supermartes” de 2008 también fue un hito debido a su escala excepcional. Ese año, 24 estados –casi la mitad– votaron el mismo día. Entonces todos utilizaron su superlativo para designar este gran acontecimiento electoral: hablamos de “Super Mega Martes”, “Martes del Destino” o incluso “Martes Tsunami”.

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No hay verdadero suspenso para este “supermartes” de 2024. Del lado republicano, el expresidente Donald Trump es el ultra favorito. El multimillonario ha ganado todas las elecciones anteriores, a excepción de Washington D.C., y ya cuenta con 247 delegados de los 1.215 necesarios para ser investido.

Los problemas legales del expresidente no deberían impedirle ser nominado. “Sólo dos amenazan realmente a Trump”, analiza Jean-Eric Branaa. El de los documentos ultrasecretos guardados en su residencia de Florida y el de un posible intento de golpe de Estado durante el asalto al Capitolio. Ambos se posponen indefinidamente”. En cuanto a Nikki Haley, su última competidora republicana, sus posibilidades son más que escasas. Perdedora en todos los estados, sólo ganó en Washington D.C. y ya fue derrotada en todos los demás, incluso en Carolina del Sur, donde era gobernadora.

Del lado demócrata, la nominación de Joe Biden será una formalidad. El presidente saliente podría alcanzar, o al menos acercarse, los 1.968 delegados necesarios para ganar. Sus competidores, el funcionario electo de Minnesota Dean Phillips y la escritora Marianne Williamson, ya están muy por detrás de él. “Las victorias de Trump por el lado republicano y de Biden por el lado demócrata son seguras”, insiste Anne Deysine desde el principio.

*Jean-Eric Branaa es el autor de Geopolítica de Estados Unidos (PUF, 2022).

** Anne Deysine es la autora de Estados Unidos y la democracia (rústica, 2019).