El Gobierno colombiano anunció el viernes el inicio en abril de la extracción por robots de objetos de “valor incalculable” de los restos del legendario galeón español San José, hundido hace tres siglos en el Caribe con las bodegas llenas de oro y piedras preciosas.

El buque, uno de los más grandes de la armada española, fue hundido por la flota británica durante la noche del 7 de junio de 1708 cerca de las Islas del Rosario, frente a las costas de Cartagena de Indias, en el noroeste de Colombia.

En plena Guerra de Sucesión de España (1701-1712), el barco transportaba oro, plata y piedras preciosas desde las colonias españolas de América hasta la corte del rey Felipe V. Sólo unos pocos tripulantes, de los 600 a bordo había sobrevivido al hundimiento.

Siete años después del descubrimiento de los restos del naufragio, las autoridades colombianas comenzarán a reensamblar los objetos visibles alrededor del naufragio, «sin modificar ni dañar los restos del naufragio», como piezas de cerámica, dijo a la AFP el ministro de Cultura Juan David Correa.

Se trata de ver cómo estos objetos «se comportan cuando salen (del agua) y entender qué podemos hacer» para recuperar el resto, explicó a bordo del buque de la Armada ARC Caribe, base marítima para futuras operaciones.

No precisó si durante esta primera fase se podrán extraer algunos de los objetos más valiosos. La obra, que costó 4,5 millones de dólares, se llevará a cabo utilizando un robot capaz de descender a una profundidad de 600 metros, donde se encuentran los restos del naufragio.

Sin embargo, su ubicación exacta se mantiene en secreto para proteger lo que se considera uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de la historia de piratas y otros buscadores de tesoros maliciosos.

El ejército colombiano reveló imágenes inéditas del pecio en 2022, luego de cuatro campañas de observación. Sobre ellos pudimos observar cañones de hierro fundido, piezas de vajilla de porcelana, alfarería, piezas aparentemente de oro y parte de la proa del barco cubierta de algas y conchas.

La propiedad del galeón ha sido disputada desde su descubrimiento por investigadores y miembros de la fuerza naval colombiana. España ha reclamado la propiedad de los restos del naufragio y su valioso cargamento sobre la base de una convención de la Unesco de la que Colombia no es parte, y los indígenas bolivianos han afirmado que las riquezas del barco habían sido arrebatadas de sus tierras.