Salvo un giro, el intento está condenado al fracaso. El conservador español Alberto Núñez Feijóo presenta a partir del martes ante el Parlamento su candidatura al cargo de primer ministro. Pero no cuenta con el apoyo necesario.
Con la derecha radical de Vox como principal apoyo, Feijóo, primero en las elecciones legislativas del 23 de julio, no ha logrado obtener los cuatro votos que le separan de la mayoría en el Congreso de los Diputados desde que el rey Felipe VI se encargó de formar gobierno. . Para ello habría tenido que convencer a los partidos regionalistas, hacedores de reyes en un Parlamento muy fragmentado, pero que se niegan a darle su apoyo por su alianza con Vox, al que consideran un partido de extrema derecha.
Pese a este fracaso anunciado, el líder del Partido Popular (PP) pretende aprovechar estos dos días en la tribuna del Parlamento para atacar a su rival, el presidente del Gobierno socialista saliente, Pedro Sánchez, que al mismo tiempo negocia el apoyo de a los separatistas catalanes para mantenerse en el poder. En el centro de los ataques de los conservadores: la amnistía de los separatistas, perseguida desde el intento de secesión de Cataluña en 2017, exigida por los separatistas a cambio de su apoyo a la reelección de Sánchez.
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Con banderas españolas y el lema “¡No a la amnistía!”, alrededor de 40.000 simpatizantes de la derecha española se manifestaron el domingo en Madrid para apoyar a su líder y denunciar las demandas de los partidos independentistas catalanes.
Feijóo declaró que no aceptaría el «inadmisible chantaje» de los separatistas catalanes al considerar «ilegal» la amnistía. «Aunque me cueste la presidencia del Gobierno, defenderé que España es un conjunto de ciudadanos libres e iguales, cueste lo que cueste», añadió. Sin embargo, sigue convencido de que esta votación de investidura será la «primera piedra» de la formación en un futuro más o menos cercano de un gobierno de derecha, había declarado unos días antes.
En concreto, el debate sobre la investidura de Feijóo comenzará el martes a las 10.00 horas y le seguirá la votación al día siguiente. Para ser investido en esta primera votación, debe obtener una mayoría absoluta de 176 votos sobre 350. Durante la segunda votación, 48 horas más tarde, le basta una mayoría simple pero, salvo giro, tampoco la obtendrá. Se iniciará entonces una cuenta atrás de dos meses, al final de la cual se convocarán nuevas elecciones legislativas, probablemente para mediados de enero. A menos que Pedro Sánchez consiga ser reelegido antes por el Parlamento.
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El socialista cree poder obtener los votos de los separatistas catalanes, que ya dieron su apoyo a mediados de agosto a la elección de su candidato a presidente de la Cámara de Diputados a cambio de autorización para hablar en la lengua regional en el hemiciclo. Pero una amnistía, que beneficiaría especialmente al líder independentista Carles Puigdemont, que vive en Bélgica desde 2017 para huir del procesamiento, es un ejercicio mucho más peligroso.
Rechazada por la derecha, esta medida también provocó turbulencias en el Partido Socialista, donde el ex primer ministro Felipe González pidió en particular «no ceder al chantaje». Sánchez, que ya indultó en 2021 a los separatistas condenados a prisión por los hechos de 2017, no dijo nada públicamente sobre dicha amnistía pero prometió que sería «consecuente con la política de vuelta a la normalidad» en Cataluña que aplica desde su llegada a poder en 2018.