No es sólo el rey Carlos quien visita París este miércoles. La “reina” danesa de la competencia, vicepresidenta de la Comisión Europea, de la que se retiró, estuvo en la capital para defender sus posibilidades de ser nombrada presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el gigante financiero de la UE, con sede en Luxemburgo. Consciente de no ser la favorita en la carrera, hace todo lo posible para intentar convencer a los accionistas del banco: los 27 Estados europeos, en primer lugar Francia, Alemania, Italia y España.
Sin embargo, entre los cinco candidatos a suceder al alemán Werner Hoyer, a finales de año, la ministra española de Economía, Nadia Calviño, parecía llevar la delantera. También están en carrera el ex ministro de Finanzas italiano, Daniele Franco, y dos actuales vicepresidentes del BEI, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Ostros.
Oficialmente, París no ha anunciado a quién apoya, aunque se dice que se inclina a favor del español. Vestager espera poder entrevistarse el miércoles con Bruno Le Maire, con quien ya se reunió en julio para defender su candidatura. «Creo que Francia, como se ha dicho públicamente, no ha tomado su decisión», afirmó el miércoles por la mañana durante un café en la embajada danesa.
Los agravios contra él se han acumulado: desde la prohibición de la fusión Alstom-Siemens en 2019 hasta su intento este año de imponer a un economista estadounidense en la Comisión, que París hizo fracasar. En términos más generales, el ex ministro danés es acusado de ser demasiado liberal y hostil a la intervención estatal en la economía. Quien se define como “social liberal” rechaza estas etiquetas. «Tenemos una economía social de mercado en Europa», sostiene. No podemos dejar que el mercado resuelva el cambio climático, necesitamos una intervención directa a través de subsidios. »
Otro tema de discordia: París exige que el BEI, autoproclamado “banco del clima”, financie la energía nuclear, lo que no hace por falta de consenso político. Vestager se autodenomina “pragmática” y “matizada” en este tema. “Hoy en el seno del consejo de administración del BEI hay un desacuerdo sobre la energía nuclear, y no una prohibición”, explica. No debemos importar las divisiones del Consejo Europeo al banco. No podemos financiar algo sobre lo que no hay acuerdo político. Pero el BEI tal vez podría financiar la investigación de futuros pequeños reactores nucleares”.
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Margrethe Vestager juega la carta de la candidata de un país pequeño que, desde hace casi diez años, sirve a los intereses de Europa en la Comisión de Bruselas. Quiere que el BEI asuma más riesgos, en particular para financiar nuevas empresas digitales. Se dirigirá al sector durante el foro France Digitale. Si es consciente de que “no es un hecho que tenga este trabajo”, “tampoco es un hecho que no lo tenga”. “Soy una outsider, lo que puede jugar a mi favor”, quiere creer.
Después de una primera ronda de discusiones entre los Ministros de Finanzas de los Veintisiete durante una cumbre en España la semana pasada, se espera una decisión en su próxima reunión a mediados de octubre. Será difícil llegar a un consenso: es necesario reunir una mayoría del 68% de los votos de los accionistas del BEI y también el apoyo de 18 países.