Le Figaro Burdeos

Por tercer día consecutivo, el miércoles, dos institutos de Gironda fueron objeto de amenazas de bomba. “Recibimos una amenaza por correo electrónico que se toma en serio y nos lleva a evacuar la escuela. A los estudiantes, a excepción de los internos, se les pedirá que regresen a casa. La escuela secundaria permanecerá cerrada hasta nuevo aviso”, publicaron padres preocupados en Pronote. Después de las alertas en el Lycée des Métiers La Morlette de Cenon y en el Lycée Elie Faure de Burdeos – atacados por segunda vez desde principios de semana -, que elevaron a 8 el número de evacuaciones desde el lunes, se organizó una reunión de emergencia. en la prefectura el miércoles por la noche. Alrededor de la mesa: el rectorado, la policía y la fiscalía.

Según nuestra información, las investigaciones que se llevan a cabo actualmente son complejas, porque son “técnicas”. Los perpetradores de amenazas contra establecimientos educativos utilizan métodos de ciberdelincuencia (uso de redes sociales, dispositivos de información anónimos) que hacen más compleja su identificación. “No son necesariamente los estudiantes de secundaria o las familias quienes están detrás de estos mensajes. Pero mientras la policía no haya localizado el origen de los correos electrónicos, es difícil emitir un juicio que no sea con el dedo mojado”, reacciona a Le Figaro, Alain Rousset, presidente de la región de Nueva Aquitania.

Si, según los primeros elementos, varias fuentes plantean la tesis de una «broma» porque ninguna búsqueda en los 8 institutos afectados ha sido concluyente y que «es raro que te avisen cuando realmente hay una bomba», cada mensaje malicioso es tomado en serio. Inicia automáticamente el procedimiento de aseguramiento de los estudiantes: evacuación del establecimiento con el apoyo de las fuerzas del orden, procedimiento de resolución de dudas con el paso del perro detector de explosivos y reingreso al recinto si se levanta la amenaza.

Una medida imprescindible, según una fuente cercana al asunto, que subraya que la vida de los niños está en juego y que arriesgarse a una tragedia al considerar que estos mensajes maliciosos son «sólo una mierda» es una responsabilidad compleja de asumir. Y ello a pesar de que en todos los mensajes recibidos por los centros educativos en cuestión habría errores ortográficos idénticos. “Hay locos, branques, que hacen estas amenazas de bomba y no sólo en Gironda. Lamentablemente, es difícil luchar contra este tipo de actos reprobables”, explica Alain Rousset.

Además de las medidas ya existentes en el marco de Vigipirate y del plan especial de seguridad (PPMS), la prefectura de Gironda ha decidido reforzar los controles en la entrada de los establecimientos educativos. Se ha implementado así la presentación de tarjeta escolar y mochila para inspección visual. También se activa la videovigilancia.

Contactada, la fiscalía de Burdeos se niega a comunicarse en esta fase de la investigación. Amenazar la seguridad de un colegio o de un instituto se castiga con una multa de 30.000 euros y dos años de prisión. Además, una evacuación por amenaza de bomba no conlleva el cese de la enseñanza, impartida digitalmente gracias a la continuidad educativa.