Cifras inquietantes. Un documento escrito por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), revelado por el New York Times, contabiliza 46 accidentes aéreos que casi se estrellan en Estados Unidos sólo en julio. La mayoría de estos desastres abortados son colisiones cerca o en los aeropuertos. Un dato preocupante para el país del Tío Sam, donde el tráfico aéreo afecta a cerca de tres millones de pasajeros diarios.
El 11 de julio, por ejemplo, el aeropuerto de San Francisco podría haber sido escenario de una terrible tragedia. Cuando se lanza a 260 km/h para despegar, un avión de American Airlines roza en la pista un dispositivo de otra compañía. Más tarde ese mismo día, ocurre un incidente similar cuando un avión alemán despega. En su informe, la FAA califica el encuentro entre las máquinas como “piel con piel”, es decir extremadamente cercano.
Incidentes que podrían haber sido sustos aislados, si una semana antes, en el aeropuerto Louis Armstrong de Nueva Orleans, un piloto de Southwest Airlines no se hubiera visto obligado a abortar su aterrizaje para no estrellarse contra otro avión que despegaba. Según el New York Times, la colisión se evitó en «segundos». En su informe, la FAA indica que estos incidentes son resultado de fallas humanas y que afectan a todo el país.
Para explicar estas fallas en la seguridad de la aviación, se han propuesto varias vías. Según el periódico neoyorquino, «casi todas las instalaciones de control del tráfico aéreo en Estados Unidos carecen de personal suficiente». Por ejemplo, el centro de seguimiento de Miami (Florida) gestiona más de dos millones de aviones al año con 201 controladores certificados, muy por debajo del nivel recomendado de al menos 298. Se cree que esta escasez está relacionada con numerosas jubilaciones, así como con la eliminación de varios puestos durante la crisis del Covid-19. La administración Biden está buscando financiación para contratar y capacitar a más controladores de tráfico aéreo.
Ante estas críticas, las autoridades aeronáuticas del país afirman que su sistema aéreo es el más seguro del mundo. Una afirmación que el New York Times considera «innegable». No en vano, el último accidente mortal en suelo norteamericano se remonta a 2009. Este periodo de catorce años sin un accidente es el más largo de la historia de Estados Unidos.