En 2006, Olivier Nakache y Éric Toledano realizaron la película “Nuestros días felices”. El espectador seguía las aventuras del personaje de Vincent Rousseau (interpretado por Jean-Paul Rouve) dirigiendo, no sin cierta inquietud, su primer campamento de verano, junto a una galería de personajes variopintos. Con más de un millón de espectadores, la comedia será un éxito y muchos tararearán la música principal de la película, titulada Long Train Runnin’, del grupo The Doobie Brothers. Casi dos décadas después, en 2023, animadores reales utilizan la misma banda sonora para ilustrar vídeos de TikTok en los que cuentan su día a día en un campamento de verano. Con muchas anécdotas inusuales, estas publicaciones encuentran su audiencia y, en ocasiones, se acercan al millón de visitas.

Solo en Francia, el único hashtag «campamentos de verano» acumula casi doce millones de visitas en la aplicación china y representa más de 5.000 publicaciones en Instagram. « Je me suis mise à faire des directs sur TikTok pour raconter mon expérience», témoigne Typhaine Bertin, ancienne animatrice de 26 ans, « 95% des personnes qui les regardaient étaient des animateurs eux-mêmes ou des jeunes passant le BAFA », poursuit -ella. El éxito de su cuenta, seguida por más de 50.000 personas, comenzó con un primer video hace un año, donde se filma cantando en el autobús con el grupo de niños que supervisa. “De la noche a la mañana, fue visto más de 500,000 veces, todavía divirtiéndome con la joven. En los comentarios algunos retrocedieron a la infancia y recordaron su propia estancia en la colonia”.

Lejos de ser un caso aislado, muchas publicaciones similares disfrutan del mismo éxito. A menudo videos humorísticos titulados, por ejemplo: «Cuando eres un animador y los niños están en auge con los sonidos de la década de 2010», relata Anissa (casi un millón de suscriptores en TikTok), una animadora ella misma, tomando su mejor melodía atónita mientras escuchaba el música saliendo de las carpas de los adolescentes. «Es un contenido que atrae a los adolescentes, les recuerda las vacaciones y el verano que se avecina», dice.

Una visibilidad bienvenida en un momento en que las profesiones de animación ya no despiertan tantas vocaciones. Según datos del Instituto Nacional de la Juventud y la Educación Popular (INJEP), en 2022 el número de certificados de aptitud para funciones de facilitador (BAFA) emitidos fue de 46.239 en 2022, lejos del promedio en torno a los 54.800 durante los años pre-Covid. Entre las críticas que pueden explicar este desinterés, un salario considerado cada vez más irrisorio (muchas veces el equivalente al salario mínimo), frente al coste de aprobar la formación, que puede llegar hasta los 1200 euros según la organización.

Por eso, los campamentos de verano están redoblando su estrategia de comunicación para captar jóvenes. Debajo de los videos, los comentarios también se convierten en un espacio de intercambio entre profesionales del sector de la animación. gente en TikTok.

Anteriormente, los animadores, apenas titulares de los BAFA, pasaban por Facebook para buscar ofertas de trabajo: “pero esto es mucho menos hoy”, prosigue la joven. “Por otro lado, en TikTok, ahora que tengo una comunidad pequeña, todo lo que tengo que hacer es publicar un anuncio para recibir de 20 a 25 CV”, dice.

Además del desinterés por los BAFA, solo en 2023 faltaban alrededor de 30.000 animadores para atender a los 2 millones de niños que tenían previsto ir de campamento, alertó en junio la Hexopée, el principal sindicato empleador del sector.

Para remediarlo, Théo, de 20 años y director de residencia en la colonia VIVACS, creó una cuenta de Instagram “Vivacs BAFA”, dedicada a las personas que obtienen el diploma. «Es una forma de animar a los aprendices en formación a unirse a nosotros», dice. Desde su lanzamiento, casi la mitad de los alumnos han descubierto su colonia a través de esta cuenta.

Las redes sociales también son vías para establecer contacto con padres o hijos, para dar respuesta a los distintos miedos que despierta ir a un campamento de verano. «Por ejemplo, he tenido padres cuyo hijo tiene un trastorno autista y me han preguntado si este último todavía puede ir al campamento», dice Jade. “Es fundamental poder levantar el velo en ciertos puntos opacos como este”, añade.

Los animadores tratan de contar con autenticidad el más mínimo aspecto de su trabajo, incluso el más negativo. “Trato de advertir a los más pequeños que muchas veces dormimos menos de cuatro horas, entre reuniones y actividades con los niños”, explica Jade. Estos parches de video, donde la joven responde algunas preguntas específicas, a menudo superan las 500,000 vistas. “Sin caja, recibo agradecimientos todos los días de personas que están decepcionadas con los BAFA y que, al final, completan la capacitación”, se regocija.

Para responder a las diversas críticas, ya sea sobre la remuneración o la carga de trabajo, el gobierno ha tomado medidas para promover la profesión de animador. En concreto, la rebaja de la edad de ingreso a la formación BAFA a los 16 años, así como el establecimiento de una ayuda de 200 euros para completar la formación. Según las últimas cifras del ministerio, 27.000 animadores pudieron beneficiarse de él.