El jefe del PS, Olivier Faure, así como varios políticos de izquierda, criticaron el viernes 14 de julio el ascenso al grado de oficial de la Legión de Honor del director general de TotalEnergies, Patrick Pouyanné, cuyo líder socialista apuntó al “proyectos de ecocidio”.
Patrick Pouyanné, que ya había sido nombrado Caballero de la Legión de Honor en 2015, fue elevado al rango de oficial con motivo del «ascenso» del 14 de julio. “Para homenajear a un capo que sigue con sus proyectos de ecocidio, ¿cuál es el mensaje?”, preguntó en un mensaje colgado en Twitter el primer secretario del Partido Socialista.
Muchas personalidades de izquierda también han denunciado esta promoción. «Saquear los recursos naturales, excavar un proyecto de ecocidio en Uganda y Sudáfrica, acumular miles de millones en la destrucción del planeta… Y recibir la Legión de Honor», bromeó la eurodiputada de la EELV Karima Delli. “Es absolutamente increíble el nivel de cinismo, negación climática, sentimiento de omnipotencia e impunidad del Presidente de la República”, abundó la diputada ecologista Sandrine Rousseau.
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Las reacciones también fueron numerosas del lado de La France insoumise. La eurodiputada Manon Aubry consideró que se trataba de «la legión de honor de la destrucción del planeta y la evasión fiscal». “Al director general de Total, el agradecido colapso climático”, lamentó por su parte el diputado Benjamín Lucas, cuando su colega Alma Dufour vio en ello “un enorme dedo de honor al cambio climático”. “Invertir en combustibles fósiles con bombas de carbono en África, extorsionar a los automovilistas en los surtidores, negarse a subir los salarios y enfrentarse a los huelguistas: el combo ganador de Pouyanné que será ascendido por Macron a la Legión de Honor”, volvió a burlarse del diputado rebelde Matthias Tavel.
Blanco habitual de los activistas climáticos, TotalEnergies también fue cuestionada a principios de esta semana por la ONG Human Rights Watch (HRW), que consideró que el megaproyecto petrolero liderado por el gigante francés en Uganda era un «desastre» para la población, había «devastado el medios de subsistencia de miles de personas” y “contribuirá a la crisis climática mundial”. TotalEnergies, por el contrario, había afirmado “poner las cuestiones ambientales y de biodiversidad, así como los derechos de las comunidades involucradas en el centro del proyecto”.