PARTES SUPERIORES
El tiro perfecto de Pedersen. El bien colocado danés (Lidl-Trek), bien lanzado por un efectivo trabajo en equipo en los últimos 5 kilómetros, resistió el regreso de Jasper Philipsen, el maillot verde. El belga, como desde el inicio del Tour, pudo contar con la colaboración de Mathieu van der Poel, un modelo de compañero que no dudó en sacrificar sus ocasiones personales para jugar su papel de catapulta, pero el maillot verde se quedó en el nivel de los pedales del danés. Pedersen (campeón del mundo de 2019) firma su segundo éxito en el Tour (tras un ramo en Saint-Etienne en 2022).
Turgis, el combativo. Los franceses seguían en la fuga, con Anthony Delaplace (Arkea-Samsic) y Anthony Turgis (TotalEnergies), acompañados por el belga Tim Declercq (Soudal-Quick Step). A partir del km 22, contaron 4’05» a 90 km de meta. En el corazón de una etapa de alta velocidad (51,2 km/h en la primera hora; 46,8 km en toda la etapa). Seguían apoyados en un colchón de 2′ a 39 km de la portería. Detrás de ellos, las formaciones Alpecin-Deceuninck, Intermarché-Circus-Wanty y Jumbo-Visma se turnaron en cabeza, ilustrando sus ambiciones para el escenario. Anthony Turgis lanzó un ataque a 16,5 km de meta para defender los últimos 45». Antes de levantarse 8 km de la línea. Galardonado con el Premio al Espíritu de Lucha.
La dura final en Limoges. El último kilómetro, a la sombra en sus primeros 200 metros para luego dejar deslizar 800 metros de desnivel, carentes de dificultad. Una plataforma de lanzamiento que sirvió a los pegadores, ofreció un empaque final espectacular. Ideal para expresar el poder de Mads Pedersen.
FRACASOS
Van Aert siempre fanny. La formación Jumbo-Visma (Christophe Laporte en cabeza) funcionó durante la etapa, luego en la final pero el belga, sorprendido y atrapado en el paquete final, no salió como imaginaba. La «WVA» (3ª), manitas en la formación del maillot amarillo, tuvo que conformarse una vez más con un puesto de honor (2ª en San Sebastián, 5ª en Bayona, 9ª en Nogaro).
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La mala suerte que abruma a Cavendish. El británico (Astana, 38) había anunciado que estaba viviendo su último Tour. Con un objetivo en mente, gana una etapa para subir un escalón por encima de King Eddy Merckx. Un frenazo a 59 km de meta le tiró al suelo. Criado con un dolor agudo en el hombro izquierdo, el velocista de la Isla de Man comprendió rápidamente. Dejó la carrera con el cuerpo magullado, los ojos empañados. Enojado. En 2014, en Harrogate, llegó la primera etapa frente a la casa de su madre. Soñaba con vestir el maillot amarillo pero tras una caída en el sprint, se vio obligado a retirarse. Nueve años después, soportó una triste salida.
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Girmay superó. El eritreo, a menudo colocado en la vanguardia (3º en Burdeos) no pudo atrapar la rueda derecha en la final. Frustrado, tuvo que conformarse con el puesto 44 en Limoges (19» de Pedersen).