La justicia alemana absolvió este viernes a un hombre de 63 años que pasó más de 13 años en prisión por un asesinato que no cometió, poniendo fin a un espectacular caso de error judicial en el país.
Manfred Genditzki «no es un asesino, está absuelto y, por lo tanto, absuelto», dijo un portavoz del tribunal de Múnich en Baviera después del juicio.
La Justicia lo había declarado culpable en 2010 del asesinato dos años antes de una mujer de 87 años. Había sido condenado a cadena perpetua por lo que los medios llamaron «el asesinato de la bañera».
La mujer había sido encontrada muerta en su bañera, y Manfred Genditzki, quien entonces trabajaba como conserje en la residencia donde vivía, fue acusado de golpearla durante una discusión y luego matarla. La condena fue confirmada durante un juicio de apelación en 2012. Este hombre tranquilo y tranquilo siempre había mantenido su inocencia. Después de varios años de lucha, su nuevo abogado logró obtener nuevos conocimientos.
Un nuevo análisis térmico que tuvo en cuenta la temperatura del agua concluyó así en un momento completamente diferente de la muerte, liberando a Manfred Genditzki de toda sospecha.
Una segunda pericia basada en una simulación por computadora también mostró que la muerte podría haber sido accidental. Las dudas sobre su culpabilidad se hicieron tan evidentes que fue liberado en agosto pasado. Desde entonces ha vuelto a vivir con su familia y trabaja como conductor en una fábrica de queso.
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La propia fiscalía había pedido un sobreseimiento, que podía pronunciarse «sobre la base de nuevos métodos» de los que no disponían los investigadores cuando se pronunció la sentencia, explicó uno de sus portavoces. “Es una tragedia para la que es difícil encontrar palabras”, agregó.
Manfred Genditzki aún debe ser compensado por las arcas del Estado por estos 4915 días injustamente pasados en prisión. La ley prevé 75 euros de indemnización por día, lo que daría una suma total de casi 369.000 euros por todos los años de libertad perdidos.