Si bien Francia acaba de superar el fatídico hito de los 3000 mil millones de euros de deuda, lo que convierte a Francia en uno de los países más endeudados de la zona euro y se espera que la carga de la deuda alcance los 75 mil millones de euros en 2027, convirtiéndose en la principal partida de gasto del Estado, Es urgente reducir la deuda de Francia.
«La reducción de la deuda ya no es una opción, es una obligación candente para preparar el futuro para las generaciones futuras», recordó este jueves Pierre Moscovici, primer presidente del Tribunal de Cuentas, durante la presentación de un informe que pide fortalecer la calidad del gasto público. La carga de la deuda “es el gasto público más estúpido, más improductivo y más injusto”, lamenta. Porque es tanto lo que no se puede invertir en educación, salud o transición ecológica, tres grandes proyectos.
Leer tambiénDeuda, déficits: el Tribunal de Cuentas está preocupado por la deserción francesa
Más allá de esta constatación, reiterada a martillazos, el Tribunal señala muchas posibles vías de ahorro: formación profesional y aprendizaje, transición ecológica, vivienda, gastos fiscales, ayudas estatales a las empresas… A través de nueve notas temáticas, el informe da las claves de » gastar menos y mejor», porque el objetivo es también mejorar la calidad del servicio público. La Corte pretende así contribuir a la revisión del gasto público iniciada por el gobierno en enero de 2023, “en su lugar y con total independencia”, indicó Pierre Moscovici.
Principal partida del gasto de los hogares, la política de vivienda movilizó 38.200 millones de euros para el Estado en 2021, o el 1,5% del PIB. “Esto es el doble del promedio de la Unión Europea”, subrayó Pierre Moscovici. Y a pesar de esta elevadísima cantidad, los resultados no están ahí.
La nueva construcción ha caído y la demanda de vivienda social ha aumentado, pero no favorece a los hogares más precarios, dice el informe. Subida de los tipos de interés, aumento de los costes de construcción, subida del precio del suelo… El contexto económico no ayuda a la situación. En algunas áreas urbanas, los precios de compra y los alquileres están cada vez más desconectados de los medios reales de los franceses.
En este contexto, el Tribunal de Cuentas hace cuatro recomendaciones. Por un lado, reenfocar la política de vivienda social hacia quienes más lo necesitan, aunque eso signifique revisar los criterios de asignación. Para ello, es necesario “fortalecer la calidad y confiabilidad de los datos” para orientar mejor los objetivos de la política de vivienda. Por otro lado, cualquiera que sea la distribución de responsabilidades entre el Estado y las autoridades locales, parece fundamental fortalecer la gestión local de la política de vivienda.
Leer también¿El Tribunal de Cuentas predica en el desierto?
La Corte también recomienda simplificar los mecanismos y reducir significativamente el número de actores públicos y parapúblicos. Finalmente, los magistrados financieros abogan por implementar la focalización de la ayuda más efectiva. “Esto supone una mejor evaluación de sus efectos y debe llevar a programar la extinción de gastos tributarios cuya eficacia y eficiencia no han sido demostradas”, señalan.
Entre las otras vías de ahorro, el informe recomienda recortar los gastos fiscales que, con 465 medidas identificadas en 2022, representan un coste de más de 94.000 millones de euros, o el 3,6 % del PIB. “Algunos dispositivos han estado ocultos durante más de 10 años”, explica Pierre Moscovici. La Corte recomienda considerar estos gastos como gastos ordinarios, con reglas de techo y límite de tiempo.
Otra preocupación para la jurisdicción financiera: la transición ecológica. Este problema generalmente nunca se incluye en las revisiones de gastos. Sin embargo, la “ecologización” del gasto público se ve como un reto para afrontar los retos de las próximas décadas. El gasto favorable al medio ambiente se ha incrementado en mil millones de euros entre 2021 y 2023. Una suma considerada insuficiente respecto a los 10 mil millones necesarios para la transición climática, según el Tribunal que aconseja integrar el coste de la transición ecológica en los presupuestos del Estado .
Leer tambiénJean-Pierre Robin: “El Tribunal de Cuentas subestima la gravedad de la deuda”
Con más de 20 mil millones en fondos públicos, la formación profesional y el aprendizaje también están en la mira. La proliferación de contratos de aprendizaje ha beneficiado enormemente a los aprendices que ya estaban formados. Por lo tanto, existe una “brecha entre un alto nivel de gasto público y la calidad del resultado obtenido”, señala Pierre Moscovici. Una vez más, la Corte aboga por una mejor orientación de estos gastos hacia audiencias prioritarias y el fortalecimiento de la calidad de la capacitación.