Su discurso es bastante raro. Si el ex Primer Ministro ya se había expresado brevemente la semana pasada sobre los disturbios que habían afectado a su ciudad de Le Havre (Seine-Maritime), compartiendo su «preocupación», su «indignación» y su «ira», Édouard Philippe sigue de moda un traje presidencial para la próxima fecha límite del Elíseo. E intentar, como suele recordar, ganar altura en el debate público. A fortiori cuando el país acaba de vivir varias tardes de disturbios urbanos de rara intensidad. En una carta dirigida a los miembros del partido político que preside, Horizons, Édouard Philippe afirma que “esta crisis, sin duda, dejará huellas duraderas en nuestros espacios urbanos y en nuestras mentes”.

Si, con la excepción de La France insoumise, toda la clase política, desde parte de la izquierda hasta RN, se unió para condenar los abusos cometidos, el ex inquilino de Matignon lo tronó: “La gran mayoría de las mujeres y los hombres franceses son cansados ​​de presenciar estallidos de violencia que dañan nuestra fe en nosotros mismos, nuestra confianza en Francia. Manera de mostrar una postura de firmeza en el plano de la seguridad, un dominio altamente soberano. “Este puñado de matones nos da vergüenza”, denigra también el alcalde de Le Havre, calificando a algunos de ellos “como preadolescentes cuyos padres parecen haber perdido el control”. “Que no se imaginen asustándonos. Y que sobre todo no se imaginan tener la última palabra”, advierte entonces.

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Si el ex primer ministro alza la voz contra una ínfima parte de la población es precisamente para pedir mejor “una respuesta criminal inflexible”. Refusant d’être «en guerre contre des délinquants ou de jeunes Français», Édouard Philippe rétorque toutefois qu’il ne faut pas laisser «ce climat insurrectionnel se transformer en “ulcère qui nous mange le foie”, comme l’écrivait Victor Hugo dans Noventa y tres.» Si la mort de Nahel, après un refus d’obtempérer, a suscité une vive émotion mardi 27 juin, «le drame de Nanterre ne justifie en rien l’explosion de violence qui s’est abattue sur notre pays», insiste-t- Él. Mientras que 45.000 cascos azules se han movilizado en los últimos días para contener este brote, el ex de Matignon elogia la «notable maestría» de «policías, gendarmes y bomberos (que) se han enfrentado a situaciones de extrema tensión».

Y señalar con el dedo a determinadas “fuerzas recordatorias, educativas y asociativas”, que “no atan a los jóvenes a la República sino a la trata o al islamismo político”. El presidente de Horizons, que estará en Finistère el miércoles para reunirse con los cargos electos y miembros de su partido, también tiene previsto publicar un libro sobre el tema de la educación en septiembre. Soplando frío y calor durante varios meses en sus relaciones con el presidente de la República, a quien conoció el martes en el Palacio del Elíseo durante una reunión con 300 alcaldes para sacar un balance inicial de esta crisis, Édouard Philippe elogia la acción del “gobierno (que) está totalmente movilizado para responder a estas circunstancias excepcionales”. «Lo apoyamos inequívocamente».