La start-up Neuralink, una de las empresas de Elon Musk, anunció el jueves 25 de mayo en Twitter que había recibido la aprobación de las autoridades sanitarias estadounidenses para probar sus implantes cerebrales conectados en humanos. “Este es un primer paso importante que algún día permitirá que nuestra tecnología ayude a muchas personas”, dijo la compañía californiana en su cuenta de Twitter, y agregó que “aún no están abiertas las contrataciones para ensayos clínicos”.
Neuralink diseña dispositivos conectados que se implantan en el cerebro para comunicarse con las computadoras directamente a través del pensamiento. Primero deben usarse para ayudar a las personas que están paralizadas o que padecen enfermedades neurológicas. La empresa emergente quiere hacer que estos implantes sean lo suficientemente seguros y confiables para que sean una cirugía electiva (de comodidad). La gente podría entonces pagar algunos miles de dólares para dotar a sus cerebros de potencia informática.
Para Elon Musk, estos chips deben permitir que la humanidad llegue a una “simbiosis con la IA”, según sus palabras de 2020, pronunciadas en la conferencia anual de la compañía. “Ahora estamos seguros de que el dispositivo de Neuralink está listo para humanos, por lo que el cronograma depende del proceso de aprobación de la FDA”, dijo a fines de noviembre en Twitter, un mes después de comprar la red social.
El multimillonario es un habitual de las predicciones arriesgadas, especialmente sobre la autonomía de los coches eléctricos de Tesla. En julio de 2019 estimó que Neuralink podría realizar sus primeras pruebas en personas en 2020. Hasta el momento, los prototipos del tamaño de una moneda se han implantado en cráneos de animales. Varios monos son así capaces de “jugar” videojuegos o “escribir” palabras en una pantalla, simplemente siguiendo el movimiento del cursor en la pantalla con sus ojos.
Otras empresas están trabajando en el control de las computadoras mediante el pensamiento, como Synchron, que anunció en julio de 2022 que había implantado la primera interfaz cerebro-máquina en Estados Unidos.