El proceso penal por agresión sexual contra el exarzobispo de Auch, Maurice Gardès, ha sido sobreseído, dijo la fiscalía el jueves 27 de abril, indicando la Iglesia católica por su parte que el prelado sigue sujeto a sanciones e investigación canónica.

Después de un informe de la diócesis de Lyon el 1 de diciembre de 2020, el fiscal de Auch abrió “inmediatamente” una investigación penal y escuchó a una monja acusar a Maurice Gardès de “agresión sexual e intento de violación entre finales de 2007 y 2009”, escribe el enjuiciamiento en un comunicado de prensa. “De ser probados, los hechos de agresión sexual, de carácter delictivo, quedaron afectados por la prescripción”, precisa, y agrega que “la investigación no permitió establecer (…) los hechos de violación en grado de tentativa denunciados, de carácter penal”.

Por lo tanto, el procedimiento fue desestimado el 15 de abril, escribe la fiscalía. Por su parte, los arzobispos de Lyon, Auch y Toulouse informaron este jueves, en un comunicado de prensa conjunto, de las sanciones adoptadas por el Vaticano a partir de 2021 y que prohíben a Maurice Gardès ejercer cualquier «ministerio público» o regresar a la diócesis de Auch. Estas sanciones también incluyen la obligación de «llevar una vida de oración y penitencia» y de «someterse a psicoterapia», precisan.

Además, también está en curso un procedimiento canónico contra el exarzobispo de Auch, que vive en Lyon, su diócesis de origen, afirman además los tres arzobispos. En febrero pasado, la justicia había cerrado sin más diligencias, por prescripción de los hechos, una investigación por “agresión sexual agravada” contra el cardenal Jean-Pierre Ricard, quien había reconocido un comportamiento “reprochable” con una adolescente.

La confesión de Jean-Pierre Ricard se produjo en noviembre de 2022, un día después de que el episcopado francés anunciara que 11 obispos o ex obispos habían tenido que enfrentarse a la justicia civil o a la justicia eclesiástica por «abusos» sexuales o su «no denuncia». Revelaciones oficializadas poco más de un año después de la publicación del informe Sauvé que cifran en unas 330.000 las víctimas de sacerdotes, diáconos, religiosos o personas vinculadas a la Iglesia de Francia desde 1950.