A un año de su reelección, Emmanuel Macron dijo este lunes que está decidido a «luchar» para defender sus «grandes proyectos», asegurando que su impopularidad y las protestas no le impedirán «avanzar».

“Sigo luchando para que el país salga adelante”, dijo el jefe de Estado a su llegada a una cumbre de países del Mar del Norte en Ostende, Bélgica, dedicada al desarrollo de la energía eólica marina.

“Quiero seguir luchando en los grandes proyectos del país, en las grandes obras de construcción”, añadió, enumerando la “transición climática”, los “grandes servicios públicos”, la lucha “contra el paro de larga duración”. También defendió sus “resultados” en términos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, creación de empleo, reindustrialización. Mientras más o menos numerosos manifestantes lo siguen dondequiera que se anuncie, incluso en Bélgica, y mientras los movimientos de algunos de sus ministros se ven severamente perturbados, Emmanuel Macron reafirmó que los “desacuerdos” y las “protestas” eran “completamente legítimos en una democracia”. “La descortesía que consiste en tapar voces o impedir que la gente haga su trabajo es inaceptable y por lo tanto no impedirá que el gobierno avance, ni su servidora”, aseguró.

Una nueva encuesta confirmó este lunes la impopularidad del jefe de Estado tras la reforma de las pensiones. Dos de cada tres franceses consideran decepcionante su actuación y siete de cada diez consideran que su reelección «fue algo malo para el país», indica este estudio realizado por el Instituto Elabe para BFMTV, realizado del 22 al 24 de abril con una muestra de 1002 personas, representativa de la población francesa de 18 años o más. En Ostende, el presidente recordó que iría el martes a hablar de “la lucha contra los desiertos médicos, para las emergencias” en Vendôme, en Loir-et-Cher. Sobre la futura ley de inmigración, no aclaró cómo pretende aprobarla ante la falta de mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

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Después de haber mencionado hace un mes un texto partido en varias partes para facilitar su adopción, volvió este fin de semana a esa posición al evocar una ley única para endurecer las reglas y mejorar la integración. La primera ministra Elisabeth Borne «verá con el presidente de la Asamblea, el presidente del Senado y las fuerzas políticas qué tiene más posibilidades de salir adelante», contemporizó este lunes. «Debemos tomar todas las medidas no legislativas que sean útiles para el país», explicó, y luego «darnos los medios para aprobar allí también un texto útil para nuestros conciudadanos para proteger mejor nuestras fronteras, tener procedimientos más simples y más eficientes e integrar mejor a los que vienen a trabajar y a los que huyen de la guerra».