Tres años después de la publicación de un primer documento en el que se denunciaba la falta de independencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECLJ) publica este jueves un nuevo informe que sigue denunciando «una serie de problemas estructurales que afectan a la imparcialidad de la Corte». Los abogados de la organización conservadora creen, sin embargo, que parte de sus quejas contra el TEDH han sido escuchadas: «El TEDH y el Consejo de Europa se han comprometido a corregir ciertos aspectos del sistema y a proponer medidas para mejorar la selección, la independencia y la imparcialidad de los jueces de la Corte, así como la transparencia de la acción de las ONG”, saluda el director del ECLJ Grégor Puppinck. Al tiempo que lamenta que, desde 2020, el TEDH aún haya dictado 34 sentencias a pesar de situaciones de conflicto de intereses, según sus cálculos.

“Después de nuestro primer informe, el TEDH no quiso reaccionar públicamente a nuestras observaciones, pero sé que las estudió y las tuvo en cuenta en parte, en particular al revisar su Resolución sobre ética judicial para reforzar ciertas obligaciones de los jueces”. explica Grégor Puppinck a Le Figaro. Este documento, que especifica las normas éticas a las que están sujetos los jueces del TEDH, les prohíbe ahora «participar en cualquier caso que pueda ser de su interés personal». El Tribunal está compuesto por 46 jueces, uno por país miembro del Consejo de Europa. Son elegidos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa para un mandato improrrogable de nueve años, de entre tres candidatos propuestos por el gobierno de cada Estado miembro.

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El ECLJ también recuerda que tras la publicación de su primer informe, el Consejo de Ministros del Consejo de Europa lanzó una misión de expertos sobre la independencia del TEDH, que aún no tiene sus conclusiones. Grégor Puppinck también se sienta allí, como representante de la Santa Sede (el Vaticano tiene estatus de observador en el Consejo de Europa desde 1970).

Pero, lamenta Grégor Puppinck, persisten muchas situaciones de conflicto de intereses, en particular dados los compromisos pasados ​​de varios de los jueces de la CEDH en ONG que defienden posiciones militantes frente a Estados que a veces tienen problemas con la Corte.

Entre los ejemplos citados por el informe, llama la atención el del juez búlgaro Yonko Grozev: miembro eminente de la Open Society de Georges Soros, el juez Grozev fundó y dirigió durante veinte años el Comité de Helsinki en Bulgaria, organismo resultante de Open Society y comprometida con la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, el Comité de Helsinki se ha enfrentado al gobierno búlgaro en varias disputas, algunas de las cuales han sido juzgadas por el TEDH. En cuatro ocasiones, el gobierno búlgaro solicitó a la Corte la destitución del juez Grozev, considerado juez y parte en estos casos: cada vez se denegó esta destitución, y Yonko Grozev se sentó en la Corte durante las deliberaciones de los casos relacionados con la ONG de la que fue fundador. Cada vez, además, el Comité de Helsinki ganó su caso y el gobierno búlgaro fue condenado.

Entre otras recomendaciones, el ECLJ solicita a la Corte que exija la publicación de una declaración de intereses exhaustiva de sus jueces. “Este principio ha sido sistematizado en la mayoría de las jurisdicciones, cree Grégor Puppinck. En Francia el Tribunal de Casación, en Alemania el Tribunal de Karlsruhe, lo vienen haciendo desde hace mucho tiempo… o incluso, para comparar lo que es comparable, ¡el Tribunal de Justicia de la Unión Europea!” De manera más general, el ECLJ considera que las competencias jurídicas de los jueces del TEDH son de calidad variable: “algunos países del Consejo de Europa, como Albania o Ucrania, no cuentan con una verdadera institución judicial independiente del poder. Por lo tanto, a veces es difícil encontrar en estos países personalidades con las cualidades morales y profesionales necesarias para formar jueces del nivel que cabe esperar del más alto tribunal europeo», considera Grégor Puppinck, recordando que el TEDH interviene en última instancia para juzgar casos en los que ya se han pronunciado los más altos tribunales nacionales, y por tanto los más eminentes jueces de cada Estado.

El ECLJ aún plantea dudas sobre la veracidad de los currículos de ciertos jueces del TEDH, y critica al Tribunal por no comprobar las declaraciones de sus jueces: Grégor Puppinck cuestiona en particular la calidad de abogado que pretende el juez albanés Darian Pavli, ya que no barra en los Estados Unidos (donde trabajó para la Sociedad Abierta) o en Albania ha confirmado su admisión a la barra. Para despejar todas las dudas, Grégor Puppinck sugiere que la Corte publique los documentos de respaldo que acrediten las cualidades alegadas por sus jueces.