La junta birmana anunció este lunes la liberación de más de 3.000 detenidos por el Año Nuevo budista, sin precisar si esta amnistía se aplicaba a los detenidos como parte de su represión contra la oposición.
El líder de la junta, Min Aung Hlaing, ha «indultado a 3.015 detenidos para celebrar el Año Nuevo birmano, por la paz del pueblo, y por razones humanitarias», informó el servicio de comunicación del ejército en el poder.
En caso de una nueva violación a la ley, los liberados deberán cumplir el resto de su condena con una pena adicional, se indica. El comunicado no especificó si los opositores a la junta o los periodistas encarcelados por cubrir el golpe se vieron afectados por la amnistía.
A este total se suman unos 98 extranjeros condenados en Birmania que también serán puestos en libertad, según otro anuncio de la junta, que no aportó más detalles. Frente a la prisión de Insein, en Rangún, un centenar de personas se concentraron con la esperanza de encontrar a algún familiar encarcelado que se hubiera beneficiado de la amnistía. Algunos gritaron nombres y saludaron cuando dos autobuses amarillos salieron del recinto penitenciario. “Espero que lo liberen hoy” (lunes), dijo Win Win Htay a la AFP, sobre su hermano menor, tras las rejas durante cuatro meses por un cuchillo pequeño, que la policía se enteró de él en un puesto de control.
Desde el golpe de estado del 1 de febrero de 2021 que derrocó a la líder electa Aung San Suu Kyi, el ejército arrestó a miles de disidentes, liderando una violenta represión denunciada por grupos de derechos humanos. Han estallado enfrentamientos en varias partes de Birmania entre la junta y sus opositores armados, tanto combatientes antigolpistas como grupos étnicos que han estado combatiendo durante años.
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Unas 170 personas murieron el martes durante un ataque aéreo en un pueblo de la región de Sagaing (centro), justificando la junta este ataque por la presencia de muchos rebeldes en el lugar. En respuesta a esta masacre, que provocó nuevas reacciones de indignación a nivel internacional, varias grandes ciudades birmanas guardaron silencio durante las festividades del Año Nuevo budista, habitualmente marcadas por grandes peleas de agua en las calles.
Más de 21.000 personas han sido detenidas desde el golpe, según una ONG local. La represión de la junta afectó al menos a 170 periodistas, según Naciones Unidas. Aung San Suu Kyi (77) permanece detenida en la capital Naypyidaw, donde cumple una condena de 33 años de prisión por una letanía de cargos considerados políticos por grupos de derechos humanos. Habían impugnado la amnistía de cerca de 23.000 detenidos poco después de que los militares asumieran el poder, una decisión que apuntaba, según ellos, a dar cabida en las cárceles a los opositores a la junta y crear caos en las comunidades carcelarias.