En un video difundido por la policía española, agentes con overoles blancos y máscaras se adentran en una casa entre equipos de laboratorio, tinas y palanganas de plástico. En otra habitación, hay paquetes de drogas apilados. La casa albergaba un laboratorio de producción de cocaína, cerca de la localidad de Pontevedra, en el noroeste de España.

La policía nacional española anunció el 13 de abril que había desmantelado el sitio de producción y arrestado a 18 colombianos, mexicanos y españoles, que se ven en el video, arrodillados y esposados. Los agentes incautaron 150 kilos de cocaína, 1.300 kilos de pasta base de cocaína y 25.000 litros de productos químicos. El jefe de la Brigada Central de Estupefacientes de la policía, Antonio Martínez Duarte, calificó la instalación como «el laboratorio de procesamiento de pasta y cocaína más grande de Europa».

La importante organización del laboratorio, con un cacique, un ingeniero y muchos químicos, difiere de otros intentos más artesanales de producción de cocaína descubiertos hasta ahora en Europa. “Esta es la primera vez que vemos tal producción industrial en territorio europeo, que generalmente se encuentra en la selva amazónica”, confirma a Figaro Frédéric Ploquin, periodista y autor de la investigación Les Narcos français break l ‘omerta.

La policía española llevaba varios meses siguiendo esta red criminal, que se extendía por Canarias, el País Vasco español, Galicia hasta Madrid. La policía siguió la llegada a España de los cargamentos procedentes de Colombia, según informa el medio español Antena 3. El laboratorio operó dos o tres semanas antes de que la policía iniciara su operativo.

Al llegar a la escena, la policía descubrió las condiciones laborales inhumanas de los empleados (conocidos como «cocineros») que trabajaban en el procesamiento químico, similar a la «esclavitud», según Emilio Rodríguez, jefe de la unidad policial contra el crimen organizado. «Seis ‘cocineros’ trabajan a pleno rendimiento, las 24 horas del día, los siete días de la semana», informa el diario español La Vanguardia.

Los investigadores creen que los narcotraficantes mexicanos estaban a cargo. Este último habría metido pasta de cocaína, un producto que aún no ha sido transformado químicamente, dentro de dos máquinas de construcción que se utilizan para triturar piedras. Una vez recuperado el material, el laboratorio debía transformar la pasta en cocaína.

El descubrimiento de esta instalación confirma una tendencia: las organizaciones narcotraficantes están trasladando cada vez más sus etapas de producción a Europa. “La idea principal es sortear las fronteras, explica Frédéric Ploquin, para evitar el endurecimiento de los controles fronterizos, las incautaciones cada vez más numerosas y el uso de tecnología para detectar drogas. »

Porque las aduanas tienen más dificultad para identificar los productos sin terminar, como la pasta básica de cocaína, durante los controles, especialmente en los puertos. Todo lo que los traficantes deben hacer es completar el proceso de fabricación en los laboratorios in situ.

«Hubo pequeños intentos de laboratorio durante un año que sugerían que se iban a desarrollar sitios de producción en Europa», analiza Frédéric Ploquin. Además, el material bruto ofrece una mejor rentabilidad económica, porque permite producir más cocaína a partir de la misma cantidad importada.