El Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) emitió una advertencia solemne el martes 4 de abril a las autoridades tunecinas para que pongan fin al «discurso de odio racista» en particular hacia los nacionales del África subsahariana.
El Comité dijo que estaba «alarmado» por los comentarios hechos por el jefe de Estado tunecino (Kaïs Saïed) a fines de febrero, alegando que «hordas de inmigrantes ilegales» de países del África subsahariana eran parte de «un plan destinado a alterar la composición del paisaje demográfico de Túnez» y fueron fuente de «violencia, crímenes y prácticas inaceptables».
El Comité consideró que tales manifestaciones son contrarias a la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, cuyo cumplimiento le corresponde a las partes involucradas. Dijo que estaba «profundamente preocupado por un recrudecimiento del discurso de odio racial o xenófobo en Túnez contra inmigrantes de países subsaharianos, en las redes sociales y en algunos otros medios, incluido el discurso de odio racista por parte de personalidades privadas y partidos políticos».
El Comité también está «gravemente preocupado» por que esta ola de discurso de odio y estigmatización haya derivado en actos de violencia contra estos migrantes, incluyendo agresiones físicas y expulsiones de sus hogares y trabajos. El Comité está alarmado por los informes de numerosas detenciones arbitrarias de estos migrantes, incluidos mujeres, niños y estudiantes, «llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad como parte de la campaña titulada ‘Fortalecimiento del tejido de seguridad y reducción del fenómeno de la estancia ilegal en Túnez». , sin todas las garantías procesales”.
El Comité pidió a Túnez que ponga fin de inmediato a los arrestos y detenciones masivas de estos migrantes, libere a los detenidos arbitrariamente y permita que lo hagan quienes opten por solicitar asilo. A principios de marzo, el presidente tunecino se había defendido de cualquier racismo contra los africanos subsaharianos tras el clamor suscitado por su incendiario discurso del 21 de febrero, ampliamente condenado por la comunidad internacional y las ONG de derechos humanos. Rechazó los «comentarios maliciosos» de quienes «quisieron interpretar el discurso a su antojo para perjudicar a Túnez».
A raíz de la violencia desatada por las declaraciones del presidente, el Banco Mundial (BM) anunció que suspendía «hasta nuevo aviso» su marco de asociación con Túnez, que se encuentra en una situación económica catastrófica. Túnez también negocia desde hace varios meses con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de casi dos mil millones de dólares.