Desde China, hace dos milenios con el Tratado de Acupuntura, que constituye la segunda parte de uno de los primeros trabajos de la medicina china. Willem ten Rhijne, médico holandés, descubrió que se practicaba en Japón en la segunda mitad del siglo XVII. Él lo llama «acupunctura» (por aguja «acus» y punción «punctura»). Pero en chino, es “agujas y moxas”, para evocar la estimulación por calor de los puntos de acupuntura.
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Francia es tierra de acupuntura, ya que su historia abarca más de dos siglos. En 1816, el Dr. Louis Berlioz, el padre de Héctor Berlioz, escribió una memoria sobre la terapia basada en sus propios experimentos.
Su ejercicio está reservado a las profesiones médicas por el código de salud pública. “La acupuntura se reembolsa por cuatro indicaciones: náuseas y vómitos, especialmente en mujeres embarazadas; abstinencia de tabaco y/o alcohol; el dolor ; trastornos ansioso-depresivos”, explica el Dr. Sébastien Abad, acupuntor y especialista en dolor crónico en el Hospital Universitario de Rouen en cuidados paliativos. “Los estudios demuestran su eficacia para la sintomatología funcional: problemas intestinales o dolores de cabeza”, añade. ¿Cómo procede? El examen clínico, por ejemplo de una persona con dolor de espalda, es el de un médico general, enriquecido con el aporte de la medicina china.
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Se trata de reflexionar a partir de la historia del paciente, las características de su dolor, las condiciones en que se presentó, qué lo alivia o lo agrava. Nos interesa la piel, su coloración, los ojos, la lengua (muy estudiada en la medicina china por sus indicaciones sobre las mucosas y el medio interno), tomamos varios pulsos. “A partir de ahí, te palpas la espalda y pones los dedos en determinados puntos del cuerpo para ver si reaccionan: ¿desencadenan molestias, dolor?”. describe Sébastien Abad. El médico llega entonces a un cuadro clínico que reúne todos los signos y pronuncia su diagnóstico. “Es entonces cuando sentiremos el punto de acupuntura con el dedo y podremos estimularlo con las agujas”.
La reducción de síntomas dolorosos, pacientes más cómodos y la limitación de las dosis de ciertos fármacos son los tres objetivos principales de la práctica. En prevención, el cuidado de la acupuntura puede ser útil contra alergias o trastornos del sueño. Miembro de la gran familia de intervenciones no farmacológicas, la acupuntura “sigue siendo un método global de reflexión y acción terapéutica. Medicina china con dietética, nutrición y ejercicio físico”, especifica Sébastien Abad.
“Tratamos de captar la dinámica que puede mejorar a nuestros pacientes y la acupuntura encuentra su lugar en este cuidado. En cuanto al resultado, solo hay una persona que puede decir si ha habido un efecto positivo: es el paciente y solo él”, concluye. En cuanto a los riesgos, pueden presentarse hematomas o dolores relacionados con la inserción de las agujas; deben ser corregidos por el practicante.