La fiscalía exigió este jueves seis meses de prisión condicional y 10.000 euros de multa contra dos hermanas procesadas en Metz por cientos de inyecciones de ácido hialurónico, una sustancia utilizada para hinchar los labios.

Su juicio ante el tribunal penal de Metz se inició cuando 200 cirujanos estéticos pidieron al gobierno que prohibiera la venta gratuita de ácido hialurónico, en una columna publicada el miércoles por Le Parisien.

Las dos mujeres están procesadas por trabajo encubierto y ejercicio ilegal de la medicina. Se les acusa de haber inyectado ácido hialurónico a varios centenares de clientes, desde enero de 2020 hasta noviembre de 2022, en las ciudades de Woippy (Moselle), París y Marsella. El caso estalló luego de que un cliente presentara una denuncia en enero de 2022 alegando hematomas en el área inyectada. “Efectos secundarios clásicos”, argumentó Olivier Hurault, abogado de una de las hermanas.

Leer tambiénÁcido hialurónico en 3D, la revolución antiedad de Bakel

Alegando la absolución por el ejercicio ilegal de la medicina, la defensa se basó en el vacío legal existente en la materia. “Si hay un texto que inscribe el ejercicio ilegal de la medicina en el Código de Salud Pública, enumerando cierto número de actos que sólo pueden ser practicados por médicos (…), para las inyecciones de ácido hialurónico, no hay ninguno, ”, argumentó Xavier Iochum, uno de los abogados. Tanto para el hermano como para el cuñado de los acusados ​​-procesados ​​por complicidad porque pagaron la luz del piso donde oficiaban las dos mujeres-, el fiscal Julien Berger pidió una multa de 2.000 euros. El caso fue aplazado hasta el 26 de abril. Hasta ahora, pocos casos han sido llevados ante la justicia en Francia.

En su foro, los cirujanos estéticos afirman que «cientos de inyectores no médicos practican actos ilegales sobre la población, en particular los más jóvenes y vulnerables, con gran publicidad en las redes sociales». En los casos más graves, estas inyecciones “podrían dar lugar a sepsis, gangrena e ingresos en cuidados intensivos, amenazando el pronóstico vital de los pacientes jóvenes”. “Las víctimas a veces quedan desfiguradas de por vida y psíquicamente quebradas” y “no se atreven a denunciar, porque muchas veces son víctimas de amenazas físicas”, prosigue.