45 periodistas fueron asesinados en cumplimiento de su deber en 2023, la cifra más baja desde 2002, según el último informe anual de Reporteros sin Fronteras. En 2022 fueron 61, y en 2012 y 2013 más de 140, debido a los conflictos de Irak y Siria. “Un descenso que dura mucho tiempo”, analiza Christophe Deloire, secretario general de la asociación, que identifica varias causas: “las medidas de seguridad en las redacciones, la formación y la asignación de equipos de protección, la precaución, los efectos en la lucha contra la impunidad y la acción de organizaciones intergubernamentales. Sin duda, el trabajo de las ONG también está surtiendo efecto…»
Desde hace varios años, los medios de comunicación han implementado medidas para reforzar la seguridad de los periodistas, como el uso de especialistas en seguridad. “Sobre todo, apoyan a la redacción, que delega en estos expertos la toma de decisiones en una zona de guerra”, añade Adrien Jaulmes, que observó la aparición de este fenómeno durante la guerra de Irak de 2003 en los principales títulos ingleses. El propio corresponsal de guerra ha cubierto multitud de conflictos, desde Afganistán en 2001 hasta la caída del Estado Islámico en 2019.
Porque la guerra sigue siendo el tema más arriesgado que cubren los periodistas. De las 45 muertes registradas, 23 fueron asesinadas en una zona de conflicto. Esto puede parecer lógico, pero en cinco años es la primera vez que han muerto más periodistas en una zona de guerra que en una zona de paz, señala el informe. “La idea de que un periodista pueda cubrir un conflicto sin correr los mismos riesgos que la población civil expuesta es falsa”, explica Adrien Jaulmes, también autor de Contar la guerra, una historia de los corresponsales de guerra (Éditions des Équateurs, 2021).
“Todos los conflictos difieren en su peligrosidad y ésta no siempre se manifiesta de la misma manera”, continúa el importante periodista. “Durante la guerra civil en Siria, no hubo un frente real… la población civil fue atacada, pero también hubo acciones selectivas contra periodistas, secuestros o asesinatos. En una zona de guerra, existe un peligro estadístico cuando se ataca a la población, pero también el riesgo de ser atacado como periodista como tal”.
Prueba de ello son los retratos de los periodistas asesinados que se detallan en el informe y las circunstancias de su muerte que escapan a cualquier norma. «Nuestro colega de la AFP, que fue asesinado en Ucrania mientras acompañaba a un convoy de refugiados civiles, tenía un chaleco protector, había recibido formación, no había corrido ningún riesgo especial… la única conclusión: «Así de peligrosa es la guerra», subraya Adrien Jaulmes , en referencia a Armand Soldin, alcanzado por un cohete en el este de Ucrania en mayo. En 2023, es el único periodista asesinado mientras cubría un país distinto al suyo.
Además de la guerra, el crimen organizado y la corrupción siguen siendo temas de alto riesgo para los periodistas, particularmente en América Latina -especialmente en México, donde se registraron cuatro muertes- y en África.
Trece profesionales de la información han sido asesinados en Palestina desde que estalló el conflicto entre Hamás e Israel el 7 de octubre, calificado de “tragedia para el periodismo” por la asociación. En total, la guerra en curso ha causado la muerte de 17 periodistas, incluido uno en Israel y otros tres en el Líbano. Otros 46 periodistas murieron en la zona del conflicto fuera del ámbito de sus funciones, por lo que RSF no los incluye en su censo.
«Gaza es un territorio muy particular, totalmente impermeable, que presenta limitaciones específicas para los periodistas: desde que Hamás tomó el poder en Gaza en 2006, casi no hay periodistas extranjeros basados allí», observa Adrien Jaulmes, que cubrió la franja de tierra palestina en varias ocasiones. ocasiones. «Los periodistas presentes son palestinos, aunque las fuerzas israelíes a veces permiten que periodistas extranjeros entren al enclave durante un breve período».
Las circunstancias de la muerte de numerosos periodistas palestinos y de un israelí durante el conflicto llevaron a RSF a presentar una denuncia por crímenes de guerra ante la CPI, la tercera desde 2018 relacionada con crímenes contra periodistas palestinos.
De los 521 periodistas detenidos en todo el mundo, “más de la mitad de los periodistas están encarcelados en cuatro países”, según el informe. Se trata de China (121), Birmania (68), Bielorrusia (39) y Vietnam (36). En China, muchos periodistas están detenidos en la provincia de Xinjiang, donde la comunidad uigur ha sido duramente reprimida desde 2016.
En Bielorrusia, la situación está empeorando para los profesionales de los medios. Se trata de la dictadura de Alexander Lukashenko, que “ataca ferozmente a los medios de comunicación independientes”, según el informe. Rusia sigue de cerca a estos cuatro países, con sus 28 periodistas encarcelados, incluido el corresponsal del Wall Street Journal, Evan Gershkovich.
El descenso del número de detenidos, estimado en 569 en 2022, se explica por la liberación de periodistas en Turquía e Irán, que, sin embargo, siguen proclives a recurrir al encarcelamiento repetido de sus periodistas para reprimirlos, indica RSF. En Afganistán, el periodista franco-afgano Mortaza Behboudi fue liberado en octubre, tras 284 días de prisión por el régimen talibán.
De los 54 periodistas que siguen secuestrados en todo el mundo, dos fueron capturados este año: los malienses Saleck Ag Jiddou y Moustapha Koné, secuestrados en el norte de Malí el 7 de noviembre, poco después de la liberación del francés Olivier Dubois, mantenido en cautiverio durante casi dos años. Con 38 rehenes, Siria encabeza la lista de países donde el mayor número de periodistas permanecen en cautiverio. También es el único país donde hay periodistas extranjeros en cautiverio, añade RSF, que precisa que no tiene “ninguna prueba de la vida reciente” de estos rehenes.
El informe también se centra en la suerte de los periodistas aún desaparecidos, que ascienden a 84, un aumento de 7 en un año. El mayor número de desapariciones (31) se registró en México. Otros nueve se cuentan en Siria y cinco en Kosovo. En total, “39 son víctimas de desapariciones forzadas”, destaca el informe.