Le Figaro Niza

El Tribunal de Apelación de Aix-en-Provence ha dictaminado: Selim Olivier, hijo del asesino en serie Michel Fourniret y su esposa Monique Olivier, no será encarcelado. En dos ocasiones, la oficina del fiscal de Niza había solicitado su prisión preventiva después de su acusación por «intento de violación». En vano. El único hijo del «ogro de las Ardenas», de 35 años, permanece bajo arresto domiciliario bajo pulsera electrónica. También debe mantenerse alejado de Niza, donde vivía antes de ser implicado.

El 25 de junio, en el bulevar Gorbella, al norte de la ciudad, fue detenido por la policía tras la denuncia de una joven de 16 años. Esta última había denunciado actos sexuales en el ascensor de su residencia. Sus gritos habrían puesto en fuga a la treintena, rápidamente captada por la policía gracias a las cámaras de CCTV.

Puesto bajo custodia policial y luego presentado a un juez de libertades y detención (JLD), luego fue condenado a una medida de privación de libertad alternativa a la prisión, en espera de su juicio. La fiscalía apeló de inmediato, lo que dio lugar a un debate ante la cámara de instrucción del Tribunal de Apelación de Aix. En Figaro, el abogado de Sélim Olivier dice estar «aliviado» de la decisión tomada, tras la de la JLD. “El tribunal mostró distancia y moderación ante el bombo mediático en torno a este expediente”, explica Me Paul Sollacaro.

Lea también Niza: tras su arresto por intento de violación, el hijo de Michel Fourniret fue examinado

El letrado lamenta la excesiva comunicación de la fiscalía de Niza -que ha partido varias notas de prensa- y juzga la filiación de su cliente en el origen de la presión judicial. «¡Esta comunicación es desastrosa!», Se enoja, refiriéndose en particular al paso del fiscal de Niza, Xavier Bonhomme, en BFMTV. El magistrado luego confirmó a los periodistas la dirección de Niza de Selim Olivier. “Es una falta grave. Imagínate las consecuencias si un chiflado hubiera ido a casa de mi cliente con ciertas ideas en mente”, continúa Me Sollacaro. El abogado insiste: “Básicamente, este caso no es nada extraordinario. Todos los tribunales de Francia se ocupan de casos similares a diario”.