El Gobierno talibán anunció el martes 4 de julio que había ordenado el cierre de los salones de belleza en el plazo de un mes en Afganistán, una nueva medida destinada a mantener a las mujeres cada vez más alejadas de la vida pública.

Desde su regreso al poder en agosto de 2021, los talibanes han excluido a las mujeres de la mayoría de las escuelas secundarias, universidades y administraciones públicas. También les prohibieron muy ampliamente trabajar con la ONU y las ONG internacionales.

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Las mujeres ya no pueden ingresar a parques, jardines, polideportivos y baños públicos, viajar sin estar acompañadas por un pariente varón y deben cubrirse completamente al salir de sus hogares. Mohammad Sadeq Akif Muhajir, portavoz del Ministerio de Prevención del Vicio y Promoción de la Virtud, confirmó este martes a la AFP el cierre de los salones de belleza, mencionado desde hace unos días en las redes sociales.

No justificó esta decisión. “Una vez que se hayan cerrado, informaremos el motivo a los medios”, dijo. A los salones se les dio un mes para cerrar, para que pudieran vender su stock sin experimentar pérdidas, explicó. Según una copia escrita del decreto vista por AFP, la decisión «se basa en una instrucción verbal del líder supremo» de Afganistán, Hibatullah Akhundzada.

Los salones de belleza habían proliferado en Kabul y en las principales ciudades afganas durante los veinte años de ocupación por parte de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, antes del regreso al poder de los talibanes. Se consideraban lugares seguros para que las mujeres se reunieran en ausencia de los hombres y también habían permitido a muchas mujeres establecer sus propios negocios.

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Dans un rapport présenté la semaine dernière au Conseil des droits de l’homme des Nations unies, Richard Bennett, rapporteur spécial pour l’Afghanistan, a estimé que la situation des femmes et des jeunes filles dans le pays «était l’une des pires al mundo». La «discriminación grave, sistemática e institucionalizada contra mujeres y niñas está en el corazón de la ideología y el poder de los talibanes», aseguró Richard Bennett.

Hibatullah Akhundzada afirmó a fines de junio que las mujeres que vivían en el país habían sido rescatadas de la «opresión» por parte del gobierno talibán y que se les había restaurado su condición de «seres humanos libres y dignos». El líder supremo, cuyas apariciones públicas son muy escasas y que gestiona el país por decreto desde Kandahar (Sur), cuna de los talibanes, ha explicado que se ha hecho todo lo posible para garantizar a las mujeres “una vida cómoda y próspera de acuerdo con la Sharia”.