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No marcó, pero lo habremos visto y apreciado durante esta manifestación. A diferencia del año pasado, cuando el Arsenal se desplomó en el sprint final por el título de la Premier League, la llegada del centrocampista internacional inglés marca la diferencia. Es el valor añadido de este Arsenal más conquistador, más experimentado y más agresivo. En la primera acción del partido supo ceder el balón en el momento justo a Trossard para darle tiempo a controlar y poner el balón donde quería abrir el marcador. Minutos más tarde se puso a disposición en el área para duplicar la ventaja. La decisión fue perfecta, pero Havertz procrastinó demasiado para darla. Ya no fue decisivo atrás, pero estuvo presente en cada gol a través de su actividad, su volumen y sus recuperaciones.
El fútbol es él. Este martes por la noche dio dos asistencias, pero podría haber dado quince. Esta calidad de transmisión lo sitúa entre los mejores de su actual campeonato. El noruego fue el vínculo entre el centro del campo y el ataque realizando pases útiles, ocultos o muy precisos (27, 49, 89). Su cifra actual asciende a 8 asistencias en la Premier League. No hizo un partido perfecto, porque pudo haber marcado en el primer tiempo (34º). A pesar de este único inconveniente, su partido es uno de los mejores de su temporada.
¿Cómo no poner a estos dos entre los mejores de este encuentro? Considerando el primer período, esto no necesariamente era lo esperado. Especialmente para Havertz, que encadenó fallos sobre la portería de Petrovic. O el alemán era estrecho (10.º) o no era lo suficientemente preciso (26.º). Finalmente lo hizo de nuevo y siguió intentándolo frente a la jaula y al final todo valió la pena. Bien lanzado por Odegaard, de nuevo jugó con su cuerpo como un atacante profesional para pasar delante de Cucurella y disparar al portero del Chelsea (57º). Su segundo gol es un modelo en su género. Su zurdazo es imparable para Petkovic. Ben White era el otro hombre fuerte del lado derecho de los Gunners. Tuvo suerte en sus dos goles, pero la suerte favorece a los atrevidos, y estuvo allí, dos veces, en el lugar y en el momento adecuados para aumentar el marcador.
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fracasos
Cuatro goles en un mismo periodo y casi ninguna situación de peligro de por medio. Chelsea se fue a pique, superado en todos los ámbitos. El club de Mauricio Pochettino dio la impresión de rendirse y dejar que los Gunners hicieran lo suyo. Una especie de símbolo de su ya fallida temporada. Sin embargo, la primera parte fue alentadora, con ocasiones, ritmo y un juego que parecía ligeramente a favor de los Gunners, pero relativamente equilibrado. Un 1-1 al descanso no habría sido escandaloso. El resultado, al final, no es nada escandaloso.
Empezó este loco segundo tiempo, pero no para su equipo. Fue él quien perdió el balón en la primera oportunidad desperdiciada por Declan Rice, en la segunda mitad (49º). Si Petrovic salvó a su equipo y compensó el error de su amigo argentino, no pudo hacer nada durante los numerosos ataques que siguieron a su portería. Como si Enzo Fernández hubiera entregado las llaves del camión a los compañeros de Odegaard. Entonces, ya no pudo hacer nada contra las repetidas oleadas de los Gunners. Sustituido en el minuto 67 por Chalobah, que daba la impresión de haberse quedado en el banquillo.
Si hay una cara para recordar en el bando blues es la suya. Trabajó duro en el frente de ataque para crear oportunidades y hacerle pasar un mal rato a la bisagra Saliba-Gabriel. Su partido estuvo bien, pero su remate lo arruinó todo. En ausencia del co-máximo goleador de la Premier League, Cole Palmer, no pudo marcar ni un gol para poner en duda a los Gunners. Y, sin embargo, tuvo oportunidades (16, 24, 42, 61).