El Rey de Camboya nombró oficialmente a Hun Manet como Primer Ministro el lunes 7 de agosto, sucediendo a su padre Hun Sen, quien gobernó el país con mano de hierro durante 38 años. Queda ahora para Hun Manet y su gobierno el trámite de obtener, el 22 de agosto, un voto de confianza en el Parlamento, dominado por el partido en el poder.

Unos días después de una victoria aplastante en las controvertidas elecciones legislativas de julio, Hun Sen, de 70 años, anunció que dejaba el cargo de primer ministro en favor de su hijo de 45 años.

Hun Manet, un general de cuatro estrellas, entrenado en Gran Bretaña y en la academia militar estadounidense en West Point. Dirigía el ejército camboyano desde 2018. Hun Sen asegura que esta sucesión dinástica, equiparable al régimen norcoreano, se hace para mantener la paz y evitar «derrames de sangre» en caso de que muera en el cargo.

Hun Sen llevaba más de un año hablando de entregar el poder a su hijo mayor, quien desempeñó un papel destacado en la campaña legislativa de julio. Pero Hun Sen dejó en claro que tenía la intención de ejercer influencia incluso después de su partida, descartando cualquier cambio de dirección.

Ahora ejercerá las funciones de presidente del Senado, número 2 protocolario tras el rey Norodom Sihamoni, a quien sustituirá como jefe de Estado cuando éste se encuentre en el extranjero.

Bajo el reinado de Hun Sen, Camboya realizó un notable acercamiento a China. El exjemer rojo, que llegó al poder en 1985, está acusado de haber hecho retroceder las libertades fundamentales y utilizado el sistema judicial para amordazar a sus opositores, encarcelados por decenas durante sus mandatos. En marzo, el líder de la oposición Kem Sokha fue condenado a 27 años de prisión y puesto bajo arresto domiciliario por traición.

Sebastian Strangio, autor de un libro sobre Camboya bajo la dirección de Hun Sen, cree que Hun Manet «ha demostrado poco que iba a hacer más que cambios cosméticos en el sistema político actual». Sin el apoyo de su padre, no está seguro de poder lograr un cambio aunque quisiera.

Todavía no se ha codeado con la arena política, también señaló este mes el analista Ou Virak, al juzgar que el futuro líder, casado y padre de dos niñas y un niño, se crió principalmente con una cuchara, y que era de oro.