El ejército colombiano anunció el martes 21 de marzo que había asesinado a dos miembros del Clan del Golfo y capturado a uno de sus líderes, así como el asesinato de un militar, tras el anuncio el domingo del fin de la tregua armada contra los más poderoso cártel de la droga en el país. El 31 de diciembre, el gobierno anunció un cese al fuego bilateral con este cártel, pero también con las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN, Guévarist), los grupos disidentes de la exguerrilla marxista de las FARC, que no lograron firmar el acuerdo de paz de 2016, y un grupo de paramilitares.

Pero el presidente Gustavo Petro suspendió el domingo el cese al fuego con el cártel, acusándolo de violarlo al alentar ataques de mineros ilegales en el noroeste del país. Estos últimos protestan desde principios de marzo contra la destrucción por parte de militares y policías de las máquinas con las que extraen oro. El Ejército indica en un comunicado de prensa que capturó este lunes, en esta zona del departamento de Antioquia, al presunto «coordinador de sicarios (…) de este grupo ilegal», alias «Andrés». Según el ministro de Defensa, Iván Velásquez, en la región se han apostado 10.000 policías y militares.

En un video enviado a los medios, el general Luis Ospina agrega que un “choque” en el norte del país, en el departamento de Bolívar, “causó la muerte de dos miembros del Clan”. “El compromiso de la tropa (…) será continuar con las operaciones militares”, dijo el coronel Luis Cifuentes, encargado de las operaciones contra el Clan del Golfo. Ese mismo día, un militar en excedencia, que se encontraba en un negocio de la ciudad de Montería (noroeste), fue «asesinado en estado de indefensión», indica otra nota de prensa del Ejército publicada la tarde del martes.

Según información inicial, los atacantes viajaban en motocicletas y pertenecían al Clan del Golfo, dijo el Ejército. Entre la ciudad de Medellín y la costa caribeña, la región de Montería es un bastión del Clan del Golfo, heredero de las milicias paramilitares de ultraderecha que se asentaron allí en plena guerra interna que asoló al país en los años 1990- 2000. Es precisamente en esta región de minas de oro ilegales donde los mineros encabezan un movimiento de protesta desde hace tres semanas. El martes, la carretera nacional que une Medellín con la costa Caribe permaneció cerrada al tráfico, luego de un ataque contra dos autobuses y cuatro camiones por parte de presuntos integrantes del grupo criminal.

Solo los convoyes de decenas de vehículos civiles, protegidos y supervisados ​​por el ejército, estaban autorizados a pasar a través de él, superando los cadáveres de los autobuses quemados dos días antes, señaló AFP. El camino ha sido completamente despejado de los árboles cortados que lo abarrotaban la semana pasada. Los mineros afirman, sin embargo, continuar con su movimiento de protesta, y la actividad se desaceleró mucho en varias localidades a lo largo de esta carretera nacional, donde los comercios estaban abiertos.

Al reactivar las operaciones contra el Clan del Golfo, el presidente Petro se enfrenta al cartel más grande de Colombia, el mayor productor mundial de cocaína. Casi tanto como el narcotráfico, los grupos armados colombianos se benefician de la minería ilegal, que provoca una importante deforestación y contaminación por mercurio de los cursos de agua.