Conflictos entre comerciantes informales y conductores en la Calzada de Amador

Vendedores informales en la Calzada de Amador cerraron la vía en rechazo al desalojo que realizó la Alcaldía de Panamá este sábado 18 de enero. El cierre provocó la molestia de algunos conductores que quedaron atrapados; incluso uno de ellos se fue a los golpes con uno de los manifestantes.

Los vendedores fueron desalojados este sábado dado que no cuentan con permisos para ejercer la actividad comercial en el lugar; sin embargo, este domingo regresaron reclamando que necesitan trabajar.

Señalan que hay falta de comprensión de parte del municipio, porque ellos solo quieren trabajar, y no le están robando a nadie. Agregan que los funcionarios de la Alcaldía manifestaron que la Calzada de Amador era privada. Alegó que son más de 50 trabajadores que dependen de lo que recogen día a día.

### Descontento de los comerciantes

«Nos tienen amedrentados, viene la alcaldía, viene el tránsito. A la ATTT la pusieron allá bajo para que no nos permitan entrar con nuestros carros», manifestó la vendedora.

Otra persona señaló que las personas que tienen tres y cuatro hijos no tienen 100 dólares para meterse a los restaurantes de las plazas a comprar, entonces, ¿qué es lo que le están ofreciendo al pueblo?, ya que pareciera que se quisiera que la calzada solo sea para turistas o un sector económico.

### Explicación de las autoridades

Luis Carranzas, de la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos, explicó que hace varios meses se les notificó a los comerciantes informarles que no pueden realizar la actividad en el lugar.

«La ley no permite que se realice comercio informal en la Calzada de Amador. Existen concesiones comerciales en la zona, es desleal con aquellos que sí pagan impuestos y tienen los permisos correspondientes», indicó Carranzas.

Al lugar llegaron miembros de la unidad de control de multitudes de la Policía Nacional.

En medio de esta disputa, se evidencia la complejidad de la convivencia entre comerciantes informales y autoridades municipales en la Calzada de Amador. La necesidad de trabajar y sobrevivir choca con las regulaciones y normativas que buscan mantener el orden y la legalidad en el lugar. ¿Cuál es la solución justa para ambas partes? La respuesta a este conflicto parece requerir un diálogo abierto y honesto entre todas las partes involucradas.