El proceso contra el abogado parisino Jean-Georges Betto, especialista en arbitraje, por acoso moral y sexual a aprendices y colaboradores, comenzó el viernes 8 de septiembre en París. El abogado de 53 años, socio del ex ministro de Justicia Dominique Perben, fue objeto de un procedimiento disciplinario por parte del colegio de abogados de París, abierto tras la denuncia de dos mujeres en el verano de 2018.

El 17 de diciembre de 2019, el colegio de abogados le impuso una prohibición de practicar durante 12 meses, 10 de los cuales fueron suspendidos. El tribunal de apelación aumentó esta sanción el 10 de enero de 2022 a 18 meses de suspensión, 12 de los cuales fueron suspendidos.

Paralelamente, en marzo de 2020 se abrió una investigación penal que dio lugar a la citación judicial del abogado. Jean-Georges Betto, que fue abogado de Bernard Tapie y del ex oligarca Sergei Pugatchev, es sospechoso de acoso sexual entre 2012 y 2017 contra cinco becarios o colaboradores, al haber creado un “clima sexualizado permanente”.

Se le acusa de haber realizado dedicatorias de sus libros con connotaciones sexuales, hacer preguntas intrusivas sobre su intimidad, realizar comentarios sobre su vestimenta, reflexiones con connotaciones sexuales, comentarios sobre su propia vida sexual. Il est aussi jugé pour harcèlement moral envers quatre de ces mêmes collaboratrices et un autre avocat: il est soupçonné d’avoir exprimé en public des moqueries et des propos humiliants sur leurs compétences professionnelles, d’avoir eu une gestion erratique et créé un «climat de miedo».

El abogado, que impugnó muchas de las acusaciones durante el procedimiento disciplinario y que se presume inocente, será interrogado el 15 de septiembre. Él y su abogado se negaron a hablar al comienzo del juicio.

El viernes, un civil, que realizó prácticas en 2014 en la empresa, explicó en particular que, durante un «café individual», le había «hablado de sus ex», de «sus conquistas» y Más tarde, mientras fumaba, dijo: «Me gusta el sabor del cigarrillo en los labios de las mujeres».

Ella dijo que él la llamó «su favorita», le puso la mano en el hombro y jugó con sus mechones de cabello.

También informó que él le había regalado un libro escrito bajo un seudónimo que incluía un pasaje “particularmente valiente” sobre un “pasante de 24 años”. La dedicatoria era: a ella, “que sabrá guardar el secreto” –la defensa argumentó que se refería a su seudónimo.

La joven afirmó además que un día, cuando intentaba discutir con él dificultades profesionales con otro abogado, él le había lanzado: «Estoy segura de que te gustan los azotes».