Squeezie, el mayor youtuber francés con casi 18 millones de suscriptores, se desvinculó este domingo de una tribuna de influencers de la que fue signatario y que denunció las «derivaciones de una minoría», ante el examen de una ley que debería fiscalizar el sector. «Cometí el error de dar mi consentimiento para que mi nombre apareciera en un artículo de opinión muy incómodo que ni siquiera leí antes de publicar», tuiteó Squeezie, en una publicación que ya ha visto más de un millón de «me gusta» veces el domingo. noche.
“Me presentaron este foro como una forma de defendernos de leyes demasiado extremas que podrían haber penalizado indebidamente a los creadores de contenido honesto” mientras que, entre los firmantes, “encontramos influencers en el origen mismo del problema (personas que tienen presentar el casino, la cirugía estética, las estafas, etc.)”, reacciona Squeezie, seguido también por 9 millones de fans en Twitter.
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“Siempre he sido irreprochable y transparente en mi trabajo con las marcas. A mí no me afectan estas leyes, no tengo nada que perder con esta reforma que pretende regular las colocaciones de productos inmorales, principalmente realizadas por influencers mal intencionados. Estoy encantado de que finalmente se sancione a estos estafadores”, concluye.
En esta columna publicada en Le Journal du Dimanche, 150 de los mayores influencers y Youtubers franceses pidieron a los diputados “no romper (su) modelo” por la “deriva de una minoría”. Bruno Le Maire, ministro de Economía, presentó el viernes una batería de medidas para regular un sector que hasta ahora no tiene restricciones. En particular, quiere someter a los 150.000 influencers franceses, que a menudo viven de la promoción de productos, a “las mismas reglas publicitarias” que los medios tradicionales.
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El pequeño mundo de las estrellas de Instagram, YouTube y TikTok está preocupado por ser equiparado con quienes son acusados de engañar a los consumidores. En enero, con el telón de fondo de una polémica entre el rapero Booba y Magali Berdah, jefa de una de las primeras agencias de influencers, la Represión del Fraude (DGCCRF) publicó una investigación condenatoria sobre las prácticas del sector: engaño en los productos vendidos, promoción de productos de riesgo. apuestas deportivas o incluso inyecciones «por parte de esteticistas y profesionales no sanitarios».
El proyecto de ley interpartidista que se considerará en sesión abierta en la Asamblea Nacional esta semana también prevé prohibir la promoción de la cirugía estética.